lunes, 12 de septiembre de 2016

Caminos a la Modernidad: un coleccionista en busca de exposición.

El coleccionismo es uno de los factores que se encuentran en el origen de la formación de los museos, junto con la Ilustración derivada de la Revolución francesa que proporciona además el concepto de Patrimonio accesible a todos. A estos dos hechos tendríamos que unir otros elementos que completarán el nacimiento de la institución museística. El comienzo de dicho coleccionismo se sitúa con el saqueo de Babilonia en el 1595 a.c. Pero será con el Imperio Romano cuando adquiera gran importancia desarrollándose a lo largo de los siglos hasta llegar al nuestro. En la actualidad, debido a que el concepto de museo se ha ampliado, todo es coleccionable. Se ha pasado de un coleccionismo de propaganda política y de demostración de la grandeza del pueblo conquistador, a un coleccionismo como inversión de capital. Los coleccionistas ya no son solo filántropos, amantes de las artes que deciden invertir por el simple placer estético, sino que también son hombres o mujeres de negocios que invierten su capital como si de un negocio más se tratase, teniendo un valor asegurado y consiguiendo importantes beneficios fiscales.

Gabinetes de curiosidades o wunderkammer

No hay que confundir coleccionismo con mecenazgo ya que un coleccionista no tiene porque ser mecenas, ni "apadrinar" a artistas; en cambio los mecenas normalmente son también coleccionistas. Como ejemplo, muchos de nuestros monarcas como Carlos V que protegió a artistas como Tiziano al que nombrará miembro de la nobleza o familias como los Médici que apoyaron a Masaccio o al inigualable Miguel Ángel, también perosnajes de la iglesia se unirá al fervor coleccionista y de mecenas. Fruto de todo ello se van generando colecciones que en el caso español darán lugar a los Museos estatales, el primero de ellos el Museo del Prado en cuyo origen se encuentra las obras provenientes de las colecciones regias. Dando un salto en el tiempo podemos citar a dos grandes mecenas y coleccionistas: Peggy Guggenheim y Gertrude Stein.

Gertrude Stein en su casa de París y Peggy Guggenheim en Venecia

En la actualidad tenemos más coleccionistas que mecenas, entre ellos destacan Pilar Citoler, María Josefa Huarte que impulsó el Museo de la Universidad de Navarra, Leopoldo Rodés que presidió la Fundación del MACBA o Plácido Arango donante de grandes obras maestras de su colección al Museo del Prado. Pero en el transcurso del tiempo, también destacaron otros, como el pintor Santiago Rusiñol. Entre sus facetas destaca la de coleccionista iniciándose como tal, en el taller de su maestro Tomás Moragas. A Rusiñol le debemos la recuperación de la figura del Greco, debido a la gran influencia que sobre él ejerció Ignacio Zuloaga. Del artista cretense, adquirirá en 1894 y en París, dos lienzos: Las lágrimas de San Pedro y la Magdalena penitente. Obras que tuvieron un papel destacado en la Tercera Feria Modernista en Sitges, convirtiendo al Greco en fuente de inspiración modernista. Pero a la vez Rusiñol y Zuloaga se convirtieron en coleccionables, sus obras de gran valor plástico y representativas de una forma de vida, de una estética y de un período tan importante en la Historia del Arte, se encuentran en las más importante colecciones. Obras que atesora también un coleccionista alemán afincado en España: Hans Rudolf Gerstenmaier, que ha prestado su colección a la Fundación Municipal de Cultura de Valladolid. Gracias a ello hasta el 16 de octubre podemos disfrutar de la exposición Caminos a la Modernidad. Pintura española de los siglos XIX Y XX, en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de La Pasión.

"Montañas de Montserrat con nubes"
Anglada Camarasa 

La exposición trata de hacer un recorrido por las temáticas más destacadas del momento: retratos, iconos de la España más tradicional como los toreros o las mujeres con mantilla y abanico, paisajes que enlazan directamente con las ideas que desarrolla la ILE, Francisco Giner de los Ríos y la Generación del 98. El paisaje cobró una gran importancia con las teorías regeneracionistas e institucionistas, convirtiéndose en el eje de la evolución de la pintura moderna como elemento innovador y campo de experimentación. El paisaje evocaba elementos poéticos, no se trataba de copiarlo o mitificarlo, más bien de plasmar el potencial cultural e identitario. Y todos o la mayoría de nuestro pintores y literatos expresaron y captaron la belleza y el vacío infinito del paisaje, Sorolla recorriendo España, Joaquín Mir en su particular estilo que a veces nos da por comparar con el Impresionismo, presente en la exposición o Unamuno proclamando "el paisaje tiene alma y mi alma tiene paisaje". Así encontramos los lienzos del gran paisajista y coleccionista Aureliano de Beruete, el cual ejerció una gran influencia sobre Sorolla o de su colega Carlos de Haes con el cual compartirá estudios en la Escuela de Bellas Artes. Y junto a las vistas de campos y campiñas se entremezclan las de ciudades, siguiendo la estela de las vedutes que desarrollaron Canaletto y Guardi en el s.XVIII y recuperadas ahora por artistas como Martín Rico Ortega. Jenaro Pérez Villaamil con su "Interior de la Iglesia de San Juan de los Reyes" o Eugenio Lucas a través de una capea, nos introducen en la visión más "romántica" de España. Autores todos relacionados entre ellos que nos describen un corpus ideario de fines del SXIX y principios del siguiente siglo.

"Tánger"
Mariano Frotuny 
Obras interesantes, una lista de autores destacados, fundamentales en ese paso de siglo, sin duda, pero se me plantea una duda ¿realmente se puede montar una exposición con las obras de este tipo de coleccionistas? Es cierto que hay una representación de lo que se hacia en la época y de la importancia que adquirió el paisaje. Pero al contemplar la exposición lo que veo es una serie de obras de un período sin ligazón, sin un mensaje, una simple acumulación de lienzos de diferentes temas. Tengo la sensación de que es un coleccionismo de oportunismo, es decir, de comprar aquello que está al alcance pero sin seguir unas pautas o una dirección y crear itinerancias en diferentes salas. ¿Cual es el mensaje que da unidad a la exposición? ¿Cómo se pasa de un grupo de obras de un tema a otro? Pues... eso no existe, no hay un montaje que de coherencia, que al terminar de ver la exposición quede claro. Y eso se produce porque no existe montaje, las obras se suceden unas detrás de otras, decoran las paredes, los rellanos de las escaleras, pero nada más. La iluminación es idéntica para todas, excepto en la sacristía iluminada con una luz tenue que al menos ambienta. Es la típica exposición que se realiza para atraer masas en un momento muy concreto, el de la vuelta a la rutina después del verano y en el que la ciudad al celebrar sus fiestas va a estar llena. Dos datos muy importantes a tener en cuenta en la planificación de una exposición. Imagino que el plato fuerte se reserva para los meses siguientes, momento de calma donde ya estamos instalados en el día a día.


Es una muestra que agrada a aquellas personas a las que gusta el realismo, lo que yo denomino los cuadros de flores y jarrones y que no buscan nada más, solo que su mente a través de sus ojos reconozca lo que ven. Por supuesto que yo aconsejo ir a verla ya que las obras en sí merecen la pena, pero no esperéis salir de allí sabiendo cuál fue el camino que nos condujo a la modernidad o quién o quiénes inspiraron ese camino, a pesar de que están presentes o cuáles fueron las influencias, las ideas que pretendían desarrollar a través de los lienzos y que no era solo estética sino ante todo intelectual. Es una pena, ya que hay obras de buena calidad, las relaciones que se establecieron entre muchos de estos pintores con el resto del ambiente cultural es importante y queda obviado, a pesar de las citas literarias que se reflejan en las paredes. El papel del Comisario está para algo más que para proporcionar coleccionistas, está para idear la forma de que lo que se quiere transmitir llegue, sin necesidad de que existan intermediarios que lo cuenten, que por otra parte se agradece pero que son el complemento de la exposición, no el eje de ella. Debe crear un ambiente, un recorrido, contextualizar, agrupar en función del mensaje que en este caso no sería otro que la modernidad o también las relaciones de todos estos artistas o el ambiente cultural del momento que viven, etc. Obras y artistas que tienen mucho que ver con la exposición que precedió. Habrá muchas exclamaciones de "¡qué bonito! pero ¿ese es el sentido último? A pesar de los diferentes niveles de información que tiene que lanzar un buen montaje el de ¡qué bonito! no se contempla o al menos no solo de esa manera.





Información práctica:
Sala Municipal de Exposiciones Museo de La Pasión
De martes a domingo de 12 a 14  y de 18:30 a 21:30 h.
Hasta el 16 de octubre de 2016.

"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)