lunes, 19 de octubre de 2015

Tiempos de Melancolía

"Estudios de cabezas"
Antonio de Pereda (1611-1678)
Hace apenas una semana, se dio por finalizada la exposición "Tiempos de Melancolía. Creación y desengaño en la España del Siglo de Oro", en el Palacio de Villena sede de exposiciones temporales del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. La exposición estaba dividida en cinco apartados cuyo eje común era el sentimiento de melancolía a través de los tiempos, partiendo de su creación en la Grecia Clásica. En la Antigüedad médicos como Galeno o Hipócrates diferenciaron cuatro humores que se relacionaban con los estados de ánimo. El cuarto humor, se identificaba con la bilis negra y le correspondía un estado triste, apático pero también de exaltación con tendencia a la locura y al suicidio y que definiría así al estado melancólico. La palabra melancolía deriva etimológicamente del griego melas (negra) y chole (bilis). Desde entonces ese estado del alma caracterizará a intelectuales y artistas relacionándose con una fuerza creadora llena de ingenio. Durante la Edad Media se identifica con un pecado pero en el Renacimiento será el sello de identidad de todos y cada uno de los grandes genios. La muestra aclara como no existe un único genio melancólico si no multiplicidad de ellos, desde Alonso Berruguete o el Greco en el Renacimiento hasta Sánchez Cotán o Antonio Pereda durante el Barroco. Pero también añade literatos, reyes como Felipe II que aparece representado a través del retrato que le realizó Antonio Moro, personajes de ficción como Don Quijote...
 
"Cristo, Varón de Dolores" (Pequeña Pasión)
Alberto Durero, 1511
Pero la representación que mejor define éste estado, la más conocida, laureada y explícita es la que nos lega Alberto Durero en 1514, convirtiéndose en el modelo iconográfico a seguir, grabado reproducido miles de veces y conocido por todos. Incluso cuando, y tal y como nos cuentan en la exposición, la melancolía se cristianice, ciertos rasgos del grabado de Durero como la cabeza apoyada en la mano, serán tomados para la representación del desamparo de Cristo ante su Pasión, unido a un aire meditativo. Alberto Durero y sus grabados sobres el tema no podían, por lo tanto, faltar. Por un lado el de "Melancolía" que es la obra inspirada e inspiradora y por otro "Cristo, Varón de Dolores" que toma como decía antes elementos iconográficos de la anterior. La primera se convierte en el centro sobre la cual giran el resto de objetos que completan la muestra y que sirven para ilustrar el estado melancólico a través de los tiempos, de las ciencias y de los escritores, tratadistas y artistas que se interesaron por él.
 
La melancolía además de tener una iconografía propia también tiene otra a través de la que se mimetiza: la de Saturno. La melancolía o el estado melancólico que se suponía a los artistas y todo lo que ellos conllevaba se relacionaba con un planeta: Saturno que se identificaba con la inteligencia, la vida solitaria, con los adivinos, profetas y sibilas. Representaciones de ésta última encontramos la que sale de la gubia de Alonso Berruguete y la de los pinceles de José Ribera. Y es que estas ideas y definiciones que se difunden sobre la melancolía y la encarnación de los melancólicos, no podían escapara a los instrumentos de nuestros artistas. Así José Ribera, el cual aparece ampliamente representado en la muestra, plasma a "Pitágoras" y a la "Magdalena Penitente la cual exhibe su ascetismo a través de la mirada absorta, perdida, en paisajes desolados, elementos que aparecen unidos al estado que describimos. En cuanto a la imagen de Saturno, se ha elegido un lienzo de Rubens que representa la iconografía mas difundida de éste dios, la del padre que devora a sus hijos, el tiempo que devora la vida, ya que la idea de muerte va unida a la melancolía. Siguiendo con esa misma idea se desarrollaron durante el Barroco las Vanitas que ilustran la última parte del recorrido titulada "Nada". Durante el S.XVII surge un tipo de bodegones de naturalezas muertas que se denominan las vanitas. Estaban formadas por cráneos, relojes de arena, pompas de jabón objetos que hablan del tiempo que se va, de la fugacidad de la vida y la llegada de la muerte, pero no en el sentido latino del carpe diem que nos animaba a aprovechar el momento, sino más bien del sentido trágico y de derrota que acompañaba a ese siglo de Oro. La preocupación por la fugacidad de la vida, de lo material y la llegada de la muerte también caracterizó a los melancólicos. Ejemplos tenemos varios como las "Vanitas" de Antonio Pereda con la imagen de varios cráneos dispuestos en una perspectiva poco habitual y alterada, acompañados por un reloj que marca la fugacidad del tiempo. O "Bodegón con cajita de dulces" de Van der Hamen que nos enseña los placeres de los que podemos disfrutar pero que también son transitorios y putrefactos como la vida misma. Con todos estos elementos vamos completando la visión melancólica, la damos forma a través de los objetos, elementos y personajes laicos y cristianos a través de la cual se la representa.
 
 
"Mito de la construcción de la Torre de Babel"
Pieter Brueghel el joven, ca. 1595
Los cinco apartados de la exposición sirven para ilustrar como con el paso del tiempo esa dolencia del alma, no sólo se estudia desde una perspectiva médica o es una característica de los artistas o filósofos, se amplia el campo sobre el que actúa y se proyecta sobre los santos. Así aparecen "Santa María Egipciaca" de Luis Salvador Carmona o "San Jerónimo penitente" del ya citado Ribera. Desarrollándose plenamente en el S.XVII debido al sentimiento de abatimiento que empezaron a relacionar con nuestro país, quedándose como un elemento identificativo.  
 
Como vemos la exposición nos planteaba un recorrido por una temática muy definida a través de grandes obras de alguno de los mejores artistas, además de los citados también estaba Velázquez representado a través de su magnífico autorretrato incorporado cuando la exposición ya estaba iniciada. Pero también ediciones impresas que describen el tema a tratar  como "El Libro de la Melancolía" de Andrés Velázquez o "El melancólico. Doce comedias nuevas de Tirso" de Tirso de Molina.
 
A través de lienzos, esculturas libros e instrumentos musicales se va conformando la idea melancólica, su estudio, desarrollo, difusión y plasmación en los diferentes soportes. Pero también a través de un recorrido, el expositivo, dirigido por el color grisáceo de las paredes y la luz tenue que nos sitúa aún más en un tiempo definido y en un estado anímico altamente ingenioso y productivo. En anteriores exposiciones hablaba de una falta de interés en el montaje expositivo, en esta ocasión no puedo decir lo mismo, afortunadamente. El itinerario como decía estaba dividido en cinco partes diferenciadas en estancias separadas pero uniformes. La exposición nos propone un recorrido lineal con una circulación tipo peine ya que las obras se distribuían a ambos lados . En el diseño de una exposición además de la temática, las obras o la financiación para que se lleve a cabo, lo que hay que plantearse casi desde el principio es el tipo de recorrido eligiéndose siempre aquel que sea más cómodo para el visitante, evitándose los cul de sacs. es decir, recorridos que crean aglomeraciones al final de la exposición. A pesar de la iluminación tenue las cartelas y los paneles explicativos, así como las obras tenían una iluminación correcta e individualizada que permitía su lectura y visualización sin llegar al cansancio óptico. Quizá el elemento menos positivo ha sido la ausencia de un folleto explicativo, que además de introducirnos en la exposición se convierte en último vestigio, junto con el catálogo, de la exposición, una vez que ésta ha finalizado.
 
La exposición ha sido producida por el MNE en colaboración con la Obra Social de La Caixa, y responde a un tipo denominadas itinerantes ya que se pueden ver en diferentes sedes. Éste tipo de exposiciones nos permiten además de verlas en más lugares, compartir los costos de producción, seguros entre los distintos organizadores, que normalmente son las sedes que las acogen, aunque puede darse el caso de que esas sedes las alquilen.
 
Para quién no disfrutase de ella en Valladolid, pueden acercarse a los siguientes espacios:
 
Museo de BBAA de Valencia, del 4 de noviembre de 2015 al 17 de febrero de 2016
Caixa Fórum de Palma de Mallorca, del 2 de marzo al 11 de junio de 2016
"Bodegón con cajita de dulces"
Juan Van der Hamen y León, 1621
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)