domingo, 27 de agosto de 2017

¿Podemos poner límites al Arte? Antúan y "Left or Right"

¿Qué os parecería poder golpear a dignatarios que no os causan mucha simpatía? ¿Sentirías alivio, desahogo, consuelo? ¿Os parece buena idea utilizar la imagen de personajes poco queridos como integrantes de una "obra de arte"? ¿Realmente podíamos considerarlo arte o simplemente morbo? ¿Dónde están los límites de lo que es arte? ¿Podría pasar a la posteridad o únicamente es flor de un día? Complicado lo de dar una única respuesta, más bien muchas de estas preguntas se responderían con elucubraciones. Seguramente a las primeras de las preguntas muchas de las respuestas serían afirmativas, es una forma de desahogarse, aunque sería un alivio relativo. Pero el arte no debería servir para engendrar violencia y odios, sino para disfrutar, desconectar y unir. Os preguntaréis que de que os estoy hablando, hoy he empezado la casa por el tejado... os estoy hablando de una exposición titulada "Colección Al Límite, Sin Límites", que se inaugurará el próximo 7 de septiembre en diferentes espacios expositivos chilenos. La exposición estará formada por más de 60 obras de artistas destacados de nacionalidades diferentes. Uno de esos artistas es el cubano Antúan. Sus obras se caracterizan porque a través de ellas se cuestiona, con ironía, el estado de las cosas, centrado en las injusticias sociales.

La instalación que presenta en esta exposición y que es la generadora de todas esas preguntas iniciales, lleva por título "Left or Right". Es una instalación en progreso, iniciada en 2004, formada por diferentes punching ball de color rojo, en los que están impresos las caras de diferentes políticos, dictadores y genocidas. Caras tan famosas y de actualidad como Donald Trump o Nicolás Maduro. La obra va aumentando en número, en la actualidad consta de 25 sacos de boxeo. La idea que intenta transmitir, como si de una moraleja se tratase, es lo que no se debe seguir, de lo que hay que huir ya que no son ejemplo de avance de la sociedad en su mayoría. Aunque al verlas, seguramente lo primero que se nos ocurriría, más que nada por el objeto en sí, sería golpearlo, pero su intención es todo lo contrario, hacernos recapacitar sobre las personas que dirigen el mundo y la barbarie con la que azotan a la población. No busca engendrar más violencia y odio a pesar de la utilización de sacos de boxeo. Frente a este tipo de mandatarios el resto de la población debe combatirles no con sus armas, sino denunciando las injusticias. Y en esta denuncia la voz de los artistas resuena más, eso es lo que pretende Antúan Rodríguez, dar voz a través de sus obras. Si ahora volviera a plantear las preguntas iniciales, seguramente las respuestas serían diferentes. Conociendo el significado de la obra nos impregnamos de sentido social, de humanidad, no hacía las personas que aparecen impresas en los sacos de boxeo, sino hacia las que han sufrido y sufren por los deseos y la falta de responsabilidad y escrúpulos de sus dirigentes, los cuales una vez llegan al poder se les olvida su función y quien les eligió.



Cuando he visto esta instalación inmediatamente he recordado otra realizada por un artista castellano: Víctor Ausín. Hace unos años, en una de sus exposiciones en el Palacio de Pimentel, colocó un cojín encima del cual había esparcido fotografías de nuestros políticos, de todas las tendencias. Clavado en el cojín había unos alfileres para que libremente, los visitantes pudieran utilizarlos. Y los utilizaron. La idea, más que el verter nuestras frustraciones hacia esos políticos que nos han desencantado, es ver nuestro comportamiento, y a veces visto desde fuera asusta. Las obras de arte también miden como cada uno de nosotros nos comportamos frente a ellas, un buen estudio para comprobar actitudes, efectividad de la obra, recursos, etc etc. 

Antúan Rodríguez nació en Cuba, por su origen podemos pensar que es inherente la denuncia de injusticias, pero él se considera ciudadano del mundo, preocupándose de todo lo que sucede a su alrededor. 

Pero no todo van a ser obras de denuncia social y concienciación, junto a éstas hay otras que buscan la paz espiritual y reconfortar al alma. Como si del Yin Yang se tratase sus obras parecen concebirse como dos energías opuestas pero que se necesitan, existe la paz porque, por desgracia, hay elementos que generan la destrucción. 

Considera el arte como un medio experimentador, por ello utiliza técnicas muy diversas que van desde la instalación a la pintura o el dibujo pasando por escultura, fotografía e incluso arte industrial, hay un  urinario... No vamos a volver sobre Duchamp, pero ahí lo dejo. Independientemente de la técnica, la obra parte de una idea, un concepto a través del cual busca expresar su sentimiento y hacer partícipe al ciudadano de su importancia en el mundo.



La instalación "Left or Right", como os decía forma parte de una exposición mucho más amplia que podrá verse en diferentes sedes en Chile, concretamente la que nos ocupa podrá verse en Fundación Telefónica. Para los que no podamos ir siempre nos quedará la globalización de la información a través de RRSS!! 

domingo, 20 de agosto de 2017

Anselmo Miguel Nieto


Los callejeros de nuestras ciudades están llenos de nombres de hombres y mujeres que tienen que ver con nuestra historia, con la literatura o con el arte. Algunos de ellos olvidados en el tiempo llegan a nosotros como auténticos desconocidos. Quizá, ese olvido, hace que se les dediquen calles en la periferia, donde aún se consuma más su exilio. Uno de esos nombres, olvidados y periféricos es el de Anselmo Miguel Nieto. Valladolid, la ciudad que le vio nacer, o mejor para ser sinceros, los encargados de dar denominación a las calles, se olvidaron de él durante mucho tiempo. Como en muchos otros casos, injustamente olvidado.

Anselmo Miguel Nieto (Valladolid 1881- Madrid 1964), fue un pintor que se forma en la Academia de Bellas Artes vallisoletana, estuvo pensionado en Roma y en París con aquellas becas que las Academias otorgaban a los más destacados alumnos. Sus obras, las de los pensionados, se convirtieron en el origen del Museo de Arte Moderno que nace a fines del S.XIX. Conocerá a Picasso, a Romero de Torres (con el que  se marchará a Argentina), Valle-Inclán o Francisco de Cossío ya que frecuentaba las tan de moda tertulias literarias. La internalización de su pintura será reconocida con las medallas de oro de las Exposiciones Internacionales de Buenos Aires primero y  Múnich después. Vivirá en diferentes países y a su vuelta a España será nombrado por la Academia De San Fernando, académico. Anselmo Miguel Nieto se negó a recibir ese "honor".

La pregunta que nos invade con este currículo sería ¿y por qué siendo tan reconocido ha sido totalmente olvidado? Las respuestas seguramente serían múltiples, desde las más sencillas como que la memoria es frágil a las más complejas relacionadas con el trasunto de su pintura y por los derroteros que el arte toma en España con la llegada de la dictadura.

"Valle-Inclán" (Museo Nacional del Teatro)
Anselmo Miguel Nieto se dedicó casi en exclusividad a retratar mujeres de diferentes clases sociales y actividades, como a la bailaora "La Argentina", a los de literatos del momento como Valle-Inclán, científicos... ¿Recordáis algún otro pintor que también hiciese lo mismo? Muchos ¿verdad? Por ejemplo Sorolla, el cual también retrató a escritores como Pérez Galdós o a actrices como María Guerrero... Por ese gusto hacia el retrato femenino emparenta con otro pintor local que se convirtió en internacional gracias a la revistas de Condé Nast: Eduardo García Benito. Pero también con Zuloaga o Romero de Torres. A este último, le han equiparado, pero se acerca a él en la temática, ambos son los pintores de las mujeres, en muchas de sus variantes, pero el colorido de Torres es más vibrante, busca fuertes contrastes y sobre todo los perfiles son mucho más definidos que los de nuestro pintor. Temas todos ellos, en los que resalta un gran decorativismo. A Anselmo además, le gustaba captar el aire libre, y así nos deja algún paseo por la playa...De nuevo Sorolla...Personalmente veo muchos parecidos entre ambos, no solo temáticamente, sobre todo en la plasmación que hará de la luz y del tratamiento de los blancos que a veces matiza con toques rosas. Una luz que sale del cuadro, como hiciera Sorolla, ya que exacerba el tono local, haciéndole vibrante. La pintura a plein air, fue algo muy habitual desde que el Impresionismo sacará los caballetes para captar los efectos de luz. Miguel Nieto también pintaría desnudos, al estilo velazqueño o incluso goyesco imitando las poses de la "Maja desnuda". Pero es el maestro sevillano el que mayor impronta dejaría en su obra (no hay que olvidar que Velázquez será uno de los primeros que se preocupen por captar la luz en los exteriores, "Vista del jardín de la Villa Medici"), al igual que en el resto de artistas de la época que visitaban el Prado para admirar a los "clásicos". Pero, y ahora viene el otro motivo de su olvido, éste tipo de pintura tan alabada y halagada a principios del siglo pasado, dejará esa popularidad en aras de un arte más moderno, que buscaba en la abstracción o en las formas más expresionistas y expresivas un vehículo de acercamiento a las tendencias que se estaban desarrollando en Europa, para entrar en la tan ansiada contemporaneidad, buscando el avance cultural del que adolecía nuestro país tras la postguerra y durante la dictadura. Afortunadamente, aunque la dictadura fue larga, nuestros artistas fueron permeables y buscaron formas de legitimar nuestra tradición a través de elementos modernos. La contrapartida es que el arte figurativo, más académico y quizá más tradicional se fue olvidando y denigrando y sus artífices olvidando.


Sinceramente, tengo que reconocer que la idea del retrato solo me resulta atrayente cuando hay elementos que aportan, como los estudios sobre la gestualidad de los autorretratos de Rembrandt o el estudio psicológico que introdujo El Greco primero y Velázquez después, algo que también hará Sorolla con el retrato de Pérez Galdós, por ejemplo. Pero no es menos cierto, que los retratos siempre nos dan información, como si de un estudio antropológico se tratase: la condición social, a través de los aditamentos y del vestido, la actividad del retratado, la cultura y la sociedad del momento, sus gustos. Los retratos de los literatos, científicos, médicos o intelectuales mostraban, en este momento al que nos referimos, la vinculación ideológica del pintor.

Las obras de nuestro artista reúnen todas esas características, ya que nos deja ver la actitud del personaje ante la vida, los gustos, la valoración de las tradiciones y la cultura popular, en relación con el desarrollo de los estudios de antropología y folklore, como aparece en "Mujeres con mantilla" o "La madrecita" con un fondo de paisaje que le pone en relación con las teorías que la generación del 98 (con los que él estaba muy relacionado) y la ILE venían desarrollando desde fines del S.XIX y donde se valoraba, como elemento de recuperación nacional, el paisaje. Nos acerca a la moda del momento, a los tipos populares tan válidos para crear la imagen de España  pero sobre todo a la forma de entender la pintura en esos primeros años del siglo pasado impregnada de teorías de recuperación y revalorización nacional.

Anselmo Miguel Nieto también homenajeó a su paisano José Zorrilla, a través de un lienzo que lleva por título "Margarita la Tornera". Este es el título que el escritor romántico daría a una de sus obras, la que escribe inspirándose en una leyenda que su madre le contaba, mezclada con elementos literarios sobre los milagros de la Virgen y que dedicará a su padre. La obra del pintor pertenece a la Diputación de Valladolid, pero en la actualidad se puede ver en la Casa Museo Zorrrilla en Valladolid. Una obra magnífica, donde se aprecia la idea de los blancos antes comentada. Aunque necesita una limpieza para ser apreciados en todo su esplendor.

"Margarita la tornera"
Esta es una pequeña semblanza de este pintor que da nombre a una calle vallisoletana. De él diría Calvo Serraller que fue uno de los pintores más importantes del primer tercio del S.XX.

"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)