miércoles, 19 de diciembre de 2018

Jaume Plensa, un pensamiento lleno de inmensidad.




Mi primer contacto con Jaume Plensa (1955) se produjo hace unos años, a raíz de una exposición en mi ciudad, organizada por la Fundación ICO. Desde ese día me declaro fan incondicional de este artista que utiliza el material perfectamente pulido, el cuerpo humano y el lenguaje para componer sus delicadas obras. Este primer contacto se produjo con una obra muy especial, una de sus famosas "cortina de letras", la que lleva por título "Mcbeth and the Porter" (2005). Esta instalación es un compendio perfecto de sus recuerdos infantiles, ya que evoca a través de ellas las cortinas que tenían a la entrada las tiendas, para evitar que entrasen las moscas, pero a la vez nos trasmite su gusto por la poesía de Shakespeare y lo que para el artista es el arte. Si tuviésemos la oportunidad de hablar y os preguntase que sentido o sentidos entran en juego cuando contemplamos una obra de arte, seguro que todos contestaríamos que el visual, ya que las obras están hechas para ser contempladas visualmente, o al menos esa es la idea, por ese motivo a través de la vista apreciamos la belleza o la falta de ella. Las obras de Jaume Plensa no son solo visuales, ni tampoco son solo bellas. Sus obras, y deteniéndonos en esta instalación, van más allá de la belleza que contemplamos, es una belleza que trasciende la simple visión, es una belleza que sentimos, tocamos, escuchamos y pensamos, pero donde lo más importante, es el silencio que genera la observación y la captación de todos esos matices, que luego se diluyen en la nada. ¿Analizamos los sentidos que entran en juego en esta cortina de letras? Primero el visual para captar la obra en toda su dimensión. El ojo no solo nos permite ver lo que tenemos delante también lo que se proyecta detrás, el juego de luces y sombras que hace que las letras queden reflejadas en la pared que hay al fondo. Aunque ya solamente entrase en juego este sentido, la contemplación sería maravillosa, y estaríamos cautivados por esta instalación y este artista. La cortina está colocada a una distancia de la pared en la que se proyecta, así se consigue que la sombra de las letras, ocupen todo el espacio, pero al mismo tiempo, permite que ese espacio sea practicable, podemos pasear por él y sentir que formamos parte de la instalación. La obra no es solo el objeto, es también el espacio que la rodea inundado por la luz que es parte integrante de ella. Pero vamos a adentrarnos en otro de nuestros sentidos, en este caso el táctil. Las obras de Plensa, están hechas, según sus propias palabras, para ser tocadas, pero tocadas no significa, recrearse, significa acariciarlas, pasar suavemente la mano por ellas, sentirlas. El tacto nos trasmite mucha información, pero sobre todo, nos hace disfrutar. En este caso las letras están realizadas en hierro, si las pudiésemos tocar sentiríamos el frío del material pero también la superficie pulida, que nos transfiere una suavidad cargada de sensualidad. Un elemento fundamental en la obra de este artista son las calidades que transmite al trabajar los diferentes materiales, algo que no se queda solo en un simple acabado de la obra, para que luzca más perfecta. Sigamos, al tocarlas, estas chocan suavemente unas contra las otras produciendo un perfecto y maravilloso sonido, que roza la musicalidad, lo cual también tiene que ver con su niñez, cuando oía a su padre tocar el piano, y por el sonido que producían las cortinas en las que se inspira, por lo tanto, aquí entra en juego otro de nuestros sentidos, el oído. Y finalmente, aunque no es un sentido, también están hechas para ser entendidas, ya que nos intentan mandar un mensaje. Con lo cuál, cuando estéis frente a una obra, tenéis que poner a trabajar vuestra materia gris, esta tiene que preguntarse el por qué de los colores, de las formas, de los materiales o incluso de la ubicación en un determinado lugar, por ejemplo en este caso ¿por qué se proyecta en una pared? No os quedéis en la simple contemplación. Si situados frente a esta cortina nos preguntamos cuál es el motivo de que utilice letras para componerla o por qué se titula de esta manera, podéis encontrar en ella, las respuestas. La cortina no es una sucesión de letras, si comenzáis por la izquierda, es decir en nuestro sentido de la lectura, y dejáis que vuestros ojos se deslicen desde arriba hacia abajo, leeréis un fragmento de La tragedia de Mcbeth. Una advertencia, a pesar de que el artista está de acuerdo con que sus obras puedan ser acariciadas, esto, afortunadamente, está prohibido en los museos, así que, si tenéis la suerte de ver sus obras, por favor no las toquéis, respetadlas, sé que nos privaremos de una parte importante de la información y del disfrute, pero lo más importante es la conservación, haced caso de las recomendaciones y de las explicaciones de los educadores de museos y disfrutad de la contemplación.



Jaume Plensa es un artista de prestigio internacional, cuyas obras no solo forman parte de colecciones y exposiciones, sino que se encuentran diseminadas por diferentes ciudades y pueblos del mundo. A pesar de que sus obras nos puedan parecer conceptuales, según sus propias palabras, es un artista físico, ya que materializa la poesía en la que se inspira o la captación del mundo, pero también la idea a la que convierte en tangible pudiéndose tocar. Por lo tanto, si tuviésemos que definir su obra, hablaríamos de los valores de una escultura clásica donde lo principal es lo físico, el volumen, el espacio y lo tangible.

Invisibles, 2018.
Palacio de Cristal (Madrid)

La obra de este catalán se caracteriza por varias constantes, una de ellas es la de relacionar el fragmento con el todo, lo pequeño con lo grande, es decir, el cuerpo del que se sirve para crear muchas de sus esculturas, en relación con el mundo que le rodea y que observa sus obras. Esta idea se aprecia perfectamente en las cabezas y en los cuerpos formados por letras. Por un lado parte de letras, de la unidad más pequeña, pero esas letras, como apuntaba antes en la cortina, no están aisladas, sino que forman diferentes alfabetos y unidas crean palabras, en ocasiones mezcla, en una misma obra,  alfabetos de culturas distintas, lo que nos sitúa ante algo más genérico, pero también diversificado. Todas ellas dan forma a un cuerpo, nos encontramos de esta manera ante un hecho más global y con más implicaciones. Para acabar, el cuerpo, formado por letras que cobran significado cuando las unimos con las adyacentes, formarían el elemento narrativo que se completa al insertarse la instalación o bien en un espacio abierto, en una calle o en un parque, o bien en un espacio expositivo, que se convierte en un microcosmos, ya que las personas que pululan por los museos y las salas son todas diferentes y su intereses, como en la sociedad, también lo son. Por lo tanto, hemos ido de la pieza más pequeña a la más grande. De lo singular a lo general. Las letras serían los elementos fundacionales, al igual que lo son los cuerpos. En ocasiones, estos cuerpos o las cabezas formadas de la misma manera, están hechas para meternos dentro, cuando lo hacemos, por un lado nos sentimos aislados del mundo exterior, pero a la vez protegidos por nuestra atalaya, nos convertimos en observadores. Pero al mismo tiempo, las letras que nos rodean, de alfabetos distintos, nos hacen ser ciudadanos del mundo, nos involucran en otras realidades, en otras diversidades culturales. Uno a uno somos únicos pero entre los demás somos uno más, formamos parte de un todo, que a la vez, es lo que es y se enriquece por la existencia de cada uno de nosotros. Si hay algo que destaca en su obra, y ahora hablamos de esta como concepto, es la idea de diversidad que aparece representada por los distintos tipos de letras como anotaba unas líneas más arriba. Esta idea conlleva la aceptación y valoración de esa diversidad que nos perfecciona, que nunca nos excluye, si nosotros no tenemos la voluntad de ser excluidos. Desde mi punto de vista es lo más importante, porque esa es la esencia misma del arte. Siempre que puedo, defiendo la importancia que tiene el arte en la formación de todos, ya que contemplando obras de diferentes artistas, períodos y procedencias, podemos ser capaces de aceptar sin ningún tipo de exclusión y rechazo lo que para nosotros puede ser diferente simplemente por el hecho de no estar familiarizados con ello o por esa idea de superioridad entre los distintos mundos. Por eso, es fundamental, que desde pequeños visitemos museos, ya que a través de la contemplación y entendimiento de las obras, se van formando los valores sociales fundamentales para la convivencia. La otra constante que se repite es la utilización de la figura humana y el uso de la poesía que materializa a través de sus obras.


Spiegel I y II.
Pero sus obras no son una sucesión de letras, ni tampoco un material muy pulido, sus obras tiene alma y esta, se convierte en la pieza clave ya que es lo que sigue creciendo. Esta idea, me recuerda en cierto modo la teoría artística de Jorge Oteiza, sobre la materia y la ausencia de ella. Oteiza, trabajaba habitualmente con formas geométricas, normalmente con cubos, pero no con cubos completos, sino que prescindía de partes de esas figuras, aunque en el fondo las aristas que las componían se dibujaban mentalmente en el espacio y completaban la obra. Pero ese acto de completar, de percibir el todo, tenía que hacerle nuestra alma, nuestra mente al contemplarla.

Caja vacía. Conclusión experimental nº 1, 1958.
Jorge Oteiza (1935-1975

Sus obras no son anónimas, aunque no busca el retrato, pero las cabezas están basadas en modelos, y el cuerpo, es el suyo propio, ya que el artista asegura que es el que mejor conoce debido a que le ha visto como iba variando a lo largo del tiempo. En este sentido sigue una línea muy parecida a la que inició Rembrandt, en sus famosos autorretratos que se tomó en diferentes edades para mostrarnos, como el paso del tiempo modificaba su aspecto. Pero ¿por qué utiliza cabezas? Porque es la parte más importante de nuestro cuerpo, donde todo sucede, es nuestra gran casa donde surgen las ideas.



Jaume Plensa es un artista que esta de moda en España, cuando hace mucho tiempo que ya es valorado fuera de nuestras fronteras. Ha tenido que esperar mucho tiempo para ser reconocido como una gran escultor cuyo trabajo, la calidad de sus instalaciones, el significado de las mismas y su humildad, han sido valoradas como aportación fundamental en el desarrollo del arte contemporáneo. En el año 2013 le otorgaron el Premio Velázquez, el equivalente al Cervantes en Literatura, por la renovación del lenguaje plástico en el que integra poesía y conceptualización. Pero son muchos los reconocimientos que atesora por su labor. Plensa se ha mantenido alejado de las corrientes comerciales que marcan el devenir del arte, fiel a su estilo ha sido reconocido internacionalmente en el mercado del arte, esto nos habla de que cuando hay calidad puedes seguir tus objetivos y conseguir tus metas. Quizá porque como él declara haber nacido a mitad de un siglo y ser el puente entre este y el siguiente, como también lo fue su admirado William Blake, ha hecho que no pertenezca a ninguna escuela o movimiento, declarando que situarse al margen de las corrientes establecidas es el mayor logro de un artista.


The hearts of trees, 2007.

En la actualidad en España se han puesto en marcha diferentes exposiciones, como la del Palacio de Cristal, sede de las exposiciones temporales del Museo Reina Sofía y también en Madrid, se está terminado de instalar en la Plaza Colón, una de sus cabezas de 12 metros de altura que lleva por título "Julia", creada ex profeso para este espacio. Y si nos trasladamos hasta Barcelona, su ciudad de origen, el MACBA acoge una gran retrospectiva del artista. Un lugar donde podemos disfrutar de su obra de forma permanente, es en el pueblo minero inglés de St. Helens, que cuenta con una cabeza, "Dreams", de 20 metros de altura, y que surgió de las charlas entre Plensa y los antiguos mineros.

Dreams, 2011
St.Helens (United Kingdom)

Localizar si en vuestra ciudad, existe una escultura o una instalación de Plensa y lanzaros a disfrutar de ella.

Si hay una frase que destacar de este genial artista es la siguiente: "lo que más me ha hecho crecer es aceptar mis límites". 

martes, 4 de diciembre de 2018

Leyendas mitológicas en el arte y en nuestras vidas.


El Olimpo. Batalla de los gigantes, 1764
Francisco Bayeu (1734-1795)
Museo del Prado, Madrid.
¿Sabéis por qué se emplean palabras como odisea o por qué utilizamos la expresión canto de sirenas cuando nos referimos a algo que se nos antoja seductor pero que esconde algo oscuro de lo cual no nos fiamos? ¿O quién fue el Can Cerbero y por qué se les llama así a los porteros de fútbol? En este caso utilizaríamos el término cancerbero. ¿O por qué cuando hablamos de nuestras debilidades decimos que es "nuestro talón de Aquiles" y cuando obtenemos un logro inútil decimos que es "una victoria pírrica ? ¿O qué era la manzana de la discordia, que además da título a mi blog? ¿O por qué a las personas que se gustan mucho las llamamos narcisistas? ¿O por qué cuando oímos nuestra voz que se repite y pierde en la lejanía hablamos del eco? ¿O quiénes eran las arpías y por qué se denomina así a las personas que tienen malas intenciones? ¿O por qué se utilizan cipreses en los caminos que nos conducen a los cementerios? Para encontrar la respuesta a estos interrogantes, deberíamos remontarnos a la Antigua Grecia y a la creación de los mitos por parte de los habitantes de esta isla.

El rapto de Europa, S. IV a.c.
Museo del Louvre, París.

Cuando en mi época de estudiante, escuchaba a mi profesora de mitología clásica, describirnos los diferentes mitos o contarnos historias sobre los dioses, que enamorados de mortales, abandonaban el Olimpo para bajar a la tierra y adoptando diferentes formas, ya fueran humanas o animales, intentaban seducir a los humanos o la lucha de los Titanes o ¡los castigos! exagerados y eternos que imponían a diferentes personajes para recordarlos que la desobediencia hacia ellos tenía una cruel penitencia, al escuchar todas esas historias, me quedaba boquiabierta. Me imaginaba como debió de ser el sufrimiento de Ticio, hijo de Júpiter y Elara, condenado a que su hígado fuese devorado una y otra vez por un águila durante toda la eternidad en el Tártaro. El mismo castigo le impuso Zeus al titán Prometeo, por robar el fuego eterno y dárselo a los hombres. Pero ¿qué significado tenía el fuego para que Zeus se enfadase tanto? El fuego era el raciocinio, la inteligencia. El dios del Olimpo, no contento con castigar a Prometeo, el más inteligente de los titanes, decidió castigar también a toda la humanidad y lo hizo a través de Pandora. ¿Cuántas veces habéis oído la expresión "la caja de Pandora"? Pandora fue la primera mujer sobre la tierra, creada por Hefestos (Vulcano) según orden de Zeus. Pero este no la hace de forja y fuego, sino que la modela de barro y lágrimas, es decir, de dolor y pena. Cada uno de los dioses la dota de un don, de ahí su nombre y la regalan un phyto, que por una mala traducción en el S.XVI, convertirían en caja. Este phyto no podía abrirse, pero los dioses, dotaron a Pandora también de la curiosidad y esta, será la que haga que ella abra el recipiente. Cuando lo hace comienzan a salir todos los males, rápidamente cierra el phyto quedando solo en su interior la esperanza. La lectura es fácil ¿no? Mientras que Prometeo do a los hombres el raciocinio,  los dioses les otorgaron una vida salpicada de elementos negativos, pero ante las adversidades, siempre nos quedará la esperanza, lo único que no se escapó de la vasija. Cuando decimos que se ha abierto la caja de Pandora, nos referimos a que están saliendo a la luz, secretos o elementos que no debían descubrirse y que van a traer cosas poco positivas. ¿No os recuerda otra historia en esta ocasión relacionada con el catolicismo? Como último dato en esta historia, os diré que Prometeo fue liberado de su castigo, pero la argolla que le sujetaba a la roca para que no huyese, se convirtió en un anillo que de por vida le recordaría su penitencia. ¿Qué curioso lo del anillo, no?

Ticio, 1565
Tiziano Vecellio (1490-1576)
Museo del Prado, Madrid.

Escuchando estas historias, llenas de violencia, amor, celos y traiciones, me di cuenta que realmente los mitos clásicos y las explicaciones que los griegos daban a los asuntos que les preocupaban, aún estaban muy presentes en nuestras vidas y sobre todo, que no nos eran tan ajenas, ya que a través de ellas cobraban sentido algunas expresiones y actos. Los hombres de la Antigüedad crearon historias míticas para buscar un sentido a todo aquello que les preocupaba y que tenía que ver con la sociedad y sus valores, con lo político, con las relaciones familiares o con el  más allá, con lo espiritual y el mundo de las creencias. 


Dánae, 1612
Artemisia Gentileschi (1593-1654)
Saint Louis Art Museum, Missouri. 

¡Las tramas que urdían eran impresionantes! Cuando hablamos del Olimpo, nos lo imaginamos como un lugar paradisíaco, tranquilo, lleno de bondades, pero conociendo como se las gastaban sus moradores, más se nos asemeja a un lugar lleno de envidias, deseos y venganzas. Quizá por ello, la mitología se convirtió en una fuente inagotable, de la que los artistas de todos los tiempos, podían nutrirse. En España, esta temática, comienza a desarrollarse durante el Barroco. Entre los artistas españoles que cultivaron este tema, destacan Ribera y sobre todo Velázquez, el cuál abarcó todos los géneros imperantes en su época. Y así, de su primera etapa, nos ha dejado una bella obra, "La fragua de Vulcano". ¿Os acordáis de la obra? Vulcano o Hefestos, era el dios menos agraciado del Olimpo, pero eso no fue impedimento para que se casase con la más bella, con Venus. La historia sería genial, el triunfo del amor por encima de lo físico y por fin podríamos aplicar esa frase tan manida como incierta, de que la belleza está en el interior, pero no. Venus además de bella era adúltera, pero como todos los dioses, ahí tenéis a Zeus, que adoptaba todas las formas posibles para llevar a cabo sus conquistas ¡hasta en polvo de oro se convirtió para poseer a Dánae! Siguiendo con Vulcano y Venus, Velázquez recoge el preciso momento, narrado por Ovidio en Las Metamorfosis, en el que Apolo se encuentra en el taller de Vulcano haciéndole sabedor del engaño del que estaba siendo objeto. El dios del fuego y de los herreros, parece sorprendido por la noticia, sus ojos desorbitados así lo manifiestan, al igual que los rostros incrédulos de los cíclopes que le acompañan. Esta forma de representar a los personajes, como sorprendidos en la realización de sus tareas cotidianas, era además muy propia del Barroco. Si seguís mi blog, ya sabéis la admiración que en mi causa Velázquez. Esta admiración no es solo por la plástica o las aportaciones a la técnica y a la historia del arte, lo es también, porque a pesar de que buscaban la representación de la verosimilitud, Velázquez nunca se recreó en lo desagradable o en las deformidades de los personajes que representaba. En esta obra podía habernos mostrado a Vulcano, como nos le describe la mitología en su aspecto físico y recrearse, a través de él, en el hecho lastimoso del engaño que estaba sufriendo. Pues bien, nuestro pintor evita el morbo o el drama, obvia el momento de indignación por el que está atravesando, no existe un solo rasgo de humillación, ni en su físico ni en la vivencia por la que atraviesa. Solo ligeramente, nos deja ver que Vulcano sufría de cojera y lo hace muy sutilmente, sin recrearse, lo podéis apreciar en la disposición del torso el cual crea una ligera diagonal desde su hombro derecho hacia su cadera izquierda. Incluso a los cíclopes les dota de dos ojos, cuando la mitología nos relata que solo tenían uno. La delicadeza no solo en el tratamiento del tema o en la captación de los personajes, también en las poses que adoptan cada una de las figuras de la composición, nos hablan de un gran maestro. ¡Cómo veis el amor no solo mueve el mundo, también hizo tambalear el Olimpo!

La fragua de Vulcano, 1630
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660)
Museo del Prado, Madrid.

Pero no solo la pintura se adueñó de estos temas, también lo hizo la escultura. Gian Lorenzo Bernini nos dejó un soberbio ejemplo de la historia de Apolo y Dafne, la cual para no ser capturada por Apolo y en el preciso momento en el que la está dando alcance, se convierte en laurel. Bernini capta perfectamente la expresividad en el rostro de Dafne, así como las calidades de los cuerpos jóvenes, tersos, bellos y delicados, en contraposición con la dureza y el tacto áspero del árbol en el que la ninfa se está convirtiendo. Bernini utiliza un solo material, el mármol, pero sabe como darle las características propias de cada elemento. Entre sus obras también labraría el colchón sobre el que descansa una bella obra, la "Hermafrodita dormida", que se conserva en el Museo del Louvre.

Apolo y Dafne, 1625
Gian Lorenzo Bernini (1598-1680)
Galería Borghese, Roma.

Hermafrodita o Hermafrodito, era hijo de Hermes y de Afrodita o de Mercurio y Venus en la mitología romana. La leyenda cuenta, como la ninfa Salmacis se enamoró de él, pero este la rechaza aunque acepta bañarse en su pozo. Ella decide bañarse junto a él con un objetivo, abrazarle y rogarle a los dioses quedarse unida a él por siempre. El deseo se hizo realidad y así nació Hermafrodita, uniéndose en un solo cuerpo ambos sexos. El museo parisino conserva una copia griega del S.II a.c, donde apreciamos la voluptuosidad de las formas de Hermafrodita, representada como un ser bisexual. De la obra destaca, además del tema, la perfección formal, lo sensual del personaje que recostado sobre la cama nos muestra sus formas mitad hombre mitad mujer, mientras que vuelve su cabeza hacia un plano posterior, si rodeamos la escultura podemos ver su delicado rostro. A favor de la sensualidad, juega de nuevo, la utilización del mármol y el uso de una sábana enredada en las piernas de Hermafrodita.

Hermafrodita dormida
Copia griega
Museo del Louvre.

















Unas líneas más arriba os preguntaba sobre el eco. ¿Quién fue Eco y que relación tiene con la voz que en la lejanía se repite y acaba desapareciendo? Eco era una ninfa de cuya boca solo salían bellas palabras a la cual Hera castigo dejándola sin voz y a repetir, únicamente, la última palabra que su interlocutor dijera. Por ello, la ninfa decide recluirse en un apartado lugar y allí se enamora de Narciso. Ella ayudada de los animales del campo le declara su amor pero Narciso la rechaza, por ello, la ninfa decide recluirse en una cueva alejada de todos. Algunas versiones cuentan que es Eco quién decide vengarse de él, otras que es Némesis la que lo castiga. Pero en ambas, el deseo o el castigo, es que este se enamore sin ser correspondido por rechazar a todas las que hasta él se acercaban. Ese deseo o castigo se cumplió, de nuevo. Narciso se enamoró, sin saberlo, de su propio reflejo en el agua, debido a ello, su amor era imposible. Ahora ya sabéis de donde proviene el término narcisista aplicado a alguien que se gusta mucho. Narciso estaba desesperado de que el joven que veía y habitaba el río no le correspondiese a su amor. Cada día, se acercaba hasta el mismo lugar para estar cerca de su amado e intentar conseguir su propósito. Pero un día, se inclinó tanto hacia el agua para poder acercarse más al joven que veía, que cayó muriendo ahogado. En ese mismo lugar nació una flor a la que dieron el nombre de Narciso. La leyenda cuenta que mientras que Narciso estaba absorto en la contemplación de su reflejo, en la lejanía, se oía a la ninfa Eco repetir su nombre. 

Así que, si en algún momento escucháis, como a lo lejos resuena vuestro nombre, pensad que quizá es algún enamorado al que olvidasteis y que aún os llama.

Narciso, 1599
Caravaggio ( 1571-1610)
Galería Nacional de Arte Antiguo, Roma (Italia)


"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)