lunes, 26 de febrero de 2018

L`Empire des lumières.


Cuando me preguntan sobre mis obras de arte favoritas, la verdad es que no tengo clara una respuesta. Por mi mente comienzan a pasar rápidamente obras muy diversas, algunas de ellas las voy descartando, otras van quedando en esa parte de la memoria que manda en los recuerdos, pero al final nunca puedo decir ni decidir cuál o cuáles prefiero. En cambio, cuando me preguntan por artistas ahí sí puedo dar una respuesta contundente. Pero en cuanto a elegir las obras me cuesta más. A esto hay que añadir que siempre se descubren nuevas obras que se van sumando a esa lista. Cada vez son más numerosas las exposiciones temporales que nos introducen en mundos maravillosos, que nos hacen descubrir obras menos conocidas de artistas de primera línea o conocer a otros que hasta entonces habían pasado desapercibidos. Conocer a un artista no implica conocer la totalidad de su obra y eso es genial, significa que aún tienen la gran capacidad de sorprendernos. Entre las obras de nueva adscripción en la lista de preferidas se encuentra "L'Empire des lumières" o "The dominion of lights", una obra del artista belga René Magritte. Tengo que reconocer que no es de mis artistas fetiche, ya que su obra me resulta bastante decorativa, en algunos casos incluso fría y distante por los tonos utilizados e incluso por la ausencia de señales que denotan la mano del artista, lo cual hace que solo nos fijemos en lo que hay representado y no en como lo representa. Esto es algo que él buscaba deliberadamente, no quería que la pincelada se notase, buscaba crear superficies lisas que no dejasen ver su trabajo. Es curioso que no quisiera dejar su huella, cuando en muchas de sus obras, subyace una parte de la historia de su vida. Quizá en el mensaje ya estaba implícita su marca.


Fragmento de "La Clef des champs"(1936)
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
(Madrid)

A pesar de esa cierta frialdad de alguna de sus pinturas, si que hay una obra del belga, además de la anteriormente citada, que se encuentra entre mis favoritas: "
Los amantes" (1928). Una obra fascinante que me impresionó nada más verla, seguramente como a muchos de vosotros. El lienzo está protagonizado por dos amantes simbolizados a través de sus bustos. 

"Los amantes" (1928)
Museum of Modern Art (MoMa)

New York
A simple vista se besan apasionadamente, pero sus cabezas, aparecen cubiertas por dos telas o quizá ¿por dos camisas blancas? El beso es inquietante, besar sin sentir los labios de la otra persona no debe ser nada gratificante. Cuando vemos la imagen podemos sacar muchas conclusiones sobre su significado, las más fáciles: la imposibilidad que tienen algunos amantes de poder vivir libremente su amor o que el amor es ciego. Al ver la imagen he recordado la historia mitológica de Cupido y Psique ¿la recordáis? Ellos también eran amantes y al igual que en la imagen de Magritte no se podían ver, ya que Cupido, solamente pidió a Psique una cosa y es que jamás le mirase directamente, por ello únicamente se encontraban de noche. Si alguna vez ella, vencida por la curiosidad, incumplía su promesa él desaparecería. La curiosidad de Psique unida a las malas artes de sus hermanas, hizo que olvidase lo prometido y una noche iluminó el rostro del bello Cupido. Al observarle, quedó aún más enamorada de él. Desveló su curiosidad pero le perdió, aunque no para siempre. Lo que Cupido pretendía es que ella se enamorase con el corazón y no con los ojos, de ahí la idea de que el amor es ciego. Algo parecido debió de pensar Antoine De Saint- Exupéry cuando en uno de los capítulos de "El Principito" el zorro que le acompaña le dice: "solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos".


"Cupido y Psique"

Podía Magritte perfectamente tratar de trasladarnos la misma idea que subyace en la leyenda. Pero si es así ¿por qué tenemos ese poso de inquietud ante lo que vemos? ¿Quizá por el hecho de tener cubiertas sus cabezas? ¿Por la atmósfera? Si hacemos zoom en la imagen, vemos que las telas tienen el aspecto de estar humedecidas por ello se adhieren a los rostros de ambos perfilando sus siluetas. ¿Será la clave de la obra? Yo decía que Magritte no dejaba impresa su huella técnicamente hablando, pero hay hechos de su vida que dan sentido y la personalizan, como si de una característica pincelada se tratase. Y esa pincelada que le caracteriza es la tela blanca o la manzana, que cubre el rostro de otra de sus icónicas obras o los personajes que aparecen de espaldas, siempre evitando que se vieran sus caras. La explicación de ésto podía ser la siguiente: cuando Magritte es aún un joven muchacho, su madre se ahoga en un río, tras ser rescatada cubren su rostro con la camisa blanca que vestía. Él estuvo presente en ese momento, con lo cual este hecho pudo quedar en su subconsciente, emergiendo de una forma inconsciente en sus obras. Recordad que Magritte es un integrante del Surrealismo, un movimiento que buscaba que lo subconsciente aflorase de una forma no consciente. ¿Realmente tendrá algo que ver ese hecho con tapar el rostro de los personajes de sus obras?¿O quizá nosotros hacemos una labor de interpretación uniendo retazos de su vida con elementos que aparecen en sus lienzos? René Magritte no buscaba dar una interpretación de sus obras, ni darlas un significado concreto, aunque ésto, y ahora lo veremos, no es del todo cierto. De ellas destacaba el intenso sentido misterioso que encerraban, pero añadía que el misterio es simplemente misterio y que éste es "incognoscible". En cambio, si que las veía como una transacción económica, con un alto potencial comercial. Éste hecho hizo que se separase del grupo Surrealista parisino liderado por André Breton, ya que éste valoraba la obra en cuanto a creación. ¿Podemos pensar que Magritte era como Dalí otro Ávida Dollars, siguiendo la definición que de éste último hizo Breton, buscando en ellas no tanto la idea de arte por el arte, por ello también obvia la factura de la obra, sino más la fama y el dinero? 


René Magritte (Lessines, Bélgica 1898-Bruselas 1967)

Mientras que nosotros nos dejamos llevar por el racionalismo para dar sentido y encontrar respuestas a todo como si fuésemos fieles seguidores de otro René, en este caso Descartes, Magritte como buen surrealista, jugaba con el misterio, con lo polisémico y con el espectador ya que quería que quién viese la obra intentase unir todos los elementos y aventurase un significado. A pesar de ello, nuestro pintor no se separa en exceso de lo racional, lo que sí buscaba era alejar su obra de los valores surrealistas del azar y del subconsciente acercándola al consciente, haciendo de sus lienzos una decisión pensada y meditada, cuyo resultado sería un trabajo exitoso (idea que enlazaría con lo anteriormente comentado). Ésta será la otra idea que le separó del líder parisino del Surrealismo. 

Siguiendo con "Los amantes" y el misterio, hay otro elemento que ahonda en ese concepto: el juego de luces, un juego que también aparece en la obra que da título a ésta entrada: "The empire of lights". Un lienzo que de nuevo vuelve a convertirse en el cubo de Rubik para el espectador que intenta dotar de significado a una obra tremendamente efectista. Éste efectismo, de presentar el día y la noche en un mismo lienzo, tuvo sus resultados, ya que Magritte animado por su marchante en Estados Unidos Alexander Iolas, realizaría 16 interpretaciones en lienzo de la obra original y otras tantas con técnica de gouache entre 1949 y 1964. Todos los coleccionistas querían tener su propia versión, entre ellos, Nelson Rockefeller, vicepresidente de los Estados Unidos y presidente del MoMa (Museum of Modern Art de Nueva York). El MoMa también tiene su propia versión donada por un importante coleccionista. Su marchante no solo le anima a realizar múltiples copias de la obra, sino también le empuja a su llegada a Nueva York, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, a abandonar el estilo decadente y colorista, de pincelada impresionista que se conoce como etapa "Renoir" o "Vache" (1943-6) y que no le beneficiaría económicamente al otro lado del Atlántico, por otro mucho más surrealista, moderno y del gusto de los coleccionistas. La primera obra que realizará siguiendo un nuevo estilo será "L`Empire des lumiéres".


"L´Incendie" (1943)
Estilo Renoir

Magritte llega al estilo "Renoir" como reacción contra el duro realismo que se impuso con el dominio Nazi. Frente a Iolas, defenderá ésta etapa diciendo que con el tiempo éstas obras se convertirían en icónicas de su pintura, revalorizándose. De nuevo la idea económica. Si Iolas no se equivocó en sus apreciaciones, Magritte sí lo hizo. No solo los coleccionistas, los grandes museos del mundo querían su propia versión de éste imperio de las luces. En ésta entrada yo me fijaré, únicamente, en la primera obra que realizó sobre el tema en 1949 y que se encuentra en una colección privada. 


    "L`Empire des lumières I" (1949)
Colección privada.
La obra vuelve a buscar lo inquietante, no solo a través de la unión de la noche y el día, algo que a priori puede parecer imposible, también por el ambiente que crea (como en "Los amantes"). Compone la obra a base de planos horizontales: un primer plano lo ocupa la calle a oscuras; el segundo la iluminación que proporciona la farola y la misma farola en el lado izquierdo del lienzo; el tercer y cuarto plano lo forman las casas, por algunas de las ventanas se filtra la luz del interior, si os fijáis ésta luz proviene del lado derecho, así equilibra la composición lumínica que antes provenía del lado contrario; el siguiente plano lo forma la silueta de los árboles en completa oscuridad como el primer plano de la calle y finalmente el cielo azul con nubes blancas que sirven para introducir luminosidad, técnicamente hablando. Éste cielo diurno de nubes, no es nuevo, ya le había utilizado en otras obras de la década de los 20 y posteriormente también de una forma aislada en "La malédiction". 


"La malédiction" (1931)
Colección privada.

¿Qué pretende el pintor al jugar con la superposición de planos y contrastes lumínicos? ¿Qué pensáis vosotros? La respuesta sería ... dar profundidad a la obra ¡perfecto! Pero ¿qué otra cosa consigue? No sigáis leyendo, id a la obra y observadla unos minutos. ¿Cuál ha sido vuestra percepción?¿Qué emociones habéis sentido? Magritte juega con nuestras sensaciones y con nuestra percepción. Cuando vemos la obra la leemos siguiendo el esquema de planos enumerados, nuestros ojos se deslizan siguiendo el formato de friso con el que ha creado las distintas capas y nuestras sensaciones hacen lo mismo. Pasamos, como si fuésemos una montaña rusa de emociones, de la incertidumbre que proporciona la oscuridad intercalada en varios planos, con la certidumbre de la luz de las viviendas o la esperanza que da el nuevo día cuando llegamos al plano del cielo diurno. Volved a la obra y haced la prueba, olvidad todo lo que yo os he dicho, que además es mi propia visión y fijaos en como miráis la obra, sed conscientes de si vuestros ojos saltan de un plano a otro y qué sentís al ir pasando de la oscuridad a la luz. Pero si os habéis fijado, introduce un color más potente que contrasta ligeramente: el rojo de las dos puertas situadas en el lado izquierdo de la obra. Con ello lo que consigue es fijar nuestra mirada en esa parte, que además, está más iluminada. Me atrevería a decir que, la puerta roja directamente iluminada por la farola, ayuda a crear una diagonal descendente desde la parte superior derecha de la obra, buscando el ritmo del que carece si solo hablamos de planos horizontales (la linea horizontal se utiliza para introducir calma o reposo). Para transmitir la idea de tensión e inquietud, en cambio, se sirve de la diagonal. Y además destaca la farola, que será el recurso que aparezca en todas las versiones excepto en la última y una de las claves de la obra. Haciendo ésto, nuestro ojo, puede hacer un doble recorrido, desde la noche hacia la luz del día o al revés, desde el cielo diurno hacia la noche. ¿Un juego surrealista?¿Doble lectura?

"The Empire of lights II" (1950)
Museum of Modern Art (MoMa)
New York
Magritte como buen surrealista busca lo poético, por ello titula la obra de ésta manera, siguiendo los consejos y quizá unos versos de su amigo, poeta y líder del grupo surrealista belga Paul Nougé, al que apodaban el Breton belga. Para sus pinturas le gustaba utilizar títulos de poesías de sus colegas y añadir frases divertidas como pie de títuloMagritte consideraba que en el título residía lo poético de la obra, pero no era él elemento fundamental a través del cual poder dotar de significado a lo que estamos viendo. Para él, lo más importante, era el impacto visual que la obra podia tener en el espectador, por ello aparecen todos esos juegos visuales y elementos que se contraponen. Como decía al principio indaga en el efectismo. ¡Y le funcionó muy bien! El propio Magritte llegó a decir que no se consideraba miembro del grupo surrealista, pero realmente hay muchos elementos que le unen a él y uno de ellos es la fusión entre pintura y poesía o hacer de su obra pictórica un poema visual. Incluso algunos críticos apuntan a que la frase: "If only the sun were to come out tonight", perteneciente a André Breton, pudo servirle de inspiración para realizar éste lienzo.

Nuestro artista evitaba dar una explicación de sus obras, en cambio para ésta obra si que apunta una breve reseña en una carta y señala como el día y la noche pueden existir en un mismo momento y lo compara con la alegría y la tristeza que pueden estar presentes, a la vez, en una misma persona. Una idea que no abandonaría y que volverá a aparecer en obras posteriores como en "Le Banquet" (1958).


"Le Banquet" (1958)
The Art Institute of Chicago.

Se podían añadir muchos más datos, profundizar más pero entonces la entrada sería interminable y podía acabar aburriendo. Como siempre, si os interesa saber más, la red está llena de datos, aprovechad y buscad el resto de versiones. 

Alexander Iolas tenía tanta razón en el triunfo que iba a tener el nuevo estilo personificado en ésta obra, que muchos otros se inspiraron en ella. Su influencia, según algunas hipótesis se deja notar en el cartel anunciador de la película ¡"El exorcista"! ¿Será cierto?






"L`Empire des lumières" (1954)
Colección privada.


















Y vosotros ¿tenéis predilección por alguna obra de arte?

jueves, 8 de febrero de 2018

El MONA, un Museo al otro lado de mi mundo.


"Interior del MONA"
Cuando viajamos por el mundo y visitamos museos, o cuando lo hacemos desde el sofá de nuestra casa, a través de la web de las diferentes instituciones museísticas, nos damos cuenta de la variedad existente. Cada uno de ellos responde a ideas, a deseos, a coleccionistas y colecciones y a políticas culturales, que buscan, acercar las obras coleccionadas o el patrimonio de una ciudad a los visitantes. Como decía Vicente Todoli, director de la Tate Gallery, no puede triunfar un único tipo de museo ya que éste es consecuencia directa de la ciudad en la que se inscribe, de sus historia y de su historia artística, de la colección que atesora y del uso que en cada momento de la historia se haya hecho de ella. La variedad es amplia en cuanto al tipo de objetos coleccionados: objetos artísticos, de historia, científicos, etnográficos, etc. Este tipo de museos suelen ser de carácter público y lo que buscan es establecer una relación entre el ciudadano y la historia de su ciudad o de su país, a través de ellos, lo que se refuerza es la idea de pertenencia a un lugar. Los museos públicos, nacieron tras la Revolución Francesa buscando la nacionalización de las colecciones reales y eclesiásticas, siendo el Museo del Louvre, creado en 1793, el que se establezca como modelo de los grandes museos nacionales como el Museo del Prado. La idea primera y fundamental en el nacimiento de éstos primeros museos, junto a la de la conservación, era la apertura al público, poniendo a su disposición el conocimiento de unos objetos que les pertenecían, siguiendo los ideales que triunfaron tras la Revolución Francesa. Pero, justo un siglo antes, y en la bella ciudad medieval inglesa de Oxford, se había inaugurado el Ashmoleam Museum, que aunque partía de colecciones privadas que fueron donadas a la Universidad de la ciudad, nació con una función muy clara: la de educar. Esto supone una gran diferencia con el resto de los museos, lo que le convierte en el primer museo con intenciones sociales. Paralelamente a la creación de museos públicos, se formaron otros de carácter privado, que respondían a diferentes estímulos y objetivos. Museos que se desarrollaron fundamentalmente a principios del S.XX en Estados Unidos de la mano de grandes coleccionistas como Peggy Guggenheim o su tío Solomon R. Guggenheim, el cual crea la Fundación que lleva su nombre para conservar y exponer al público su colección. La idea de éstos museos, responde más al afán de los coleccionistas por perpetuar su memoria, pero también la de contribuir al desarrollo social. Es una forma de dotar a una ciudad de una infraestructura cultural menos estática y más abierta a novedades, tanto en obras y diseños de exposiciones, como en la forma de relacionarlas con los visitantes.

"Ashmolean Museum" (Oxford)

Al otro lado de mi mundo y quizá más cerca del tuyo, existe "a curious island at the edge of the world", esa isla casi en el final del mundo, no es otra que Tasmania. Una isla prácticamente desconocida para muchos, entre los que me incluyo. Y allí, en Hobart, su capital, encontramos uno de los más curiosos museos: el MONA (Museum of Old and New Art). Un museo sorprendente en su arquitectura y en el significado de la misma, así como en sus colecciones y en su atrayente forma de disfrutar de ellas. Colecciones, que desde  la web oficial de la isla, ya anuncian como controvertidas.

"Museum of Old and New Art"
Hobart (Tasmania)
El MONA es un museo privado, el más grande de Australia, creado por el multimillonario David Walsh sobre un terreno vitivinícola perteneciente a la bodega Moorilla State, una de las más antiguas de la isla. La elección del lugar no es arbitraria, ya que tiene un importante significado cultural para la zona. Eligiendo éste espacio tratan de relacionar la cultura del vino con el concepto de museo como el más alto garante de la cultura en todos sus aspectos, y digo concepto, es decir, el significado de una institución que nació en la Grecia antigua. Para completar esta relación y potenciar aún más los significados de ambos elementos y crear una especie de círculo completo, el museo cuenta con un restaurante donde se realizan catas de vino, lo que lleva a recordar el uso primigenio de este terreno. Buscando así, convertir el territorio y el museo en un todo. El museo, no es una pieza aislada asentada sobre un trozo de tierra, sino que se asienta sobre un sustrato cultural de importancia etnológica y por tanto patrimonial, de 200 años de antigüedad. Recordemos el culto al vino en muchos países, como en España, donde se han levantado museos dedicados a éste producto y a su importancia dentro de una zona determinada. Se nos presenta así, en primer término, una unión conceptual. 

Pero también existe una unión física o arquitectónica, en este caso ya sí del museo como espacio físico, como edificio, con el propio medio ambiente. Decía que su arquitectura era sorprendente, aunque a simple vista no os lo parezca. Si veis imágenes del exterior, quizá os preguntéis dónde está lo llamativo, conociendo como conocemos arquitecturas museísticas impactantes. Comparándolas con éste edificio compacto de aspecto de búnker, probablemente no lo encontremos nada sorprendente. Lo llamativo, reside en el vínculo que se establece entre la arquitectura y el lugar. Aunque nos pueda parecer que el edificio se contrapone al espacio, realmente se complementan o más bien, el edificio busca ser un reflejo del medio que le rodea. Si analizamos los elementos, vemos una clara contraposición, frente a un paisaje abierto, aéreo, etéreo y verde, el edificio construido en hormigón armado y acero, se presenta como una mole cerrada, sólida, de colores ocres que fomenta aún más la idea de lo material frente a la apertura del paisaje. Podía recordarnos a los principios del Yin y el Yang. 




La arquitectura se opone al espacio donde se levanta, pero al mismo tiempo y aquí viene la unión de ambos, se inserta perfectamente en él, ya que cuenta con un perfil dentado en alguna de sus secciones, que imita y recuerda el perfil del Monte Wellington, una formación montañosa destacada, ya que en su falda, está asentada la ciudad y que, además, se ve desde el propio museo. ¿Qué se consigue con ésta idea además de crear un edificio que no sea disonante con el entorno? Lo que se crea está en la base de la fundación de los museos sociales y en la base de las teorías museológicas, aunque éstas utilizaban más los objetos coleccionados para conseguir el fín. Lo que se persigue y consigue es que los ciudadanos vean como propia una arquitectura ajena a ellos, donde, aunque en su interior no se cuenta la historia de su ciudad, pero sí establece relaciones espaciales con un elemento tan destacado para ellos como es el paisaje, el territorio. Éstos acogerán y sentirán como propia la institución museística reforzándose lo identitario. Podíamos decir que de ésta manera tenemos a visitantes cautivos. Para acercárselo aún más, la entrada es gratuita para los habitantes de la isla. Ésta idea es más propia de los llamados museos de la ciudad, que cuentan la historia de la misma, y quizá, con los que todos podemos sentirnos más identificados, más que de museos privados. Pero si queremos que un museo funcione hay que abrirle al ciudadano, que éste le tome como suyo, sienta que en parte le pertenece o bien por las colecciones o, como en este caso, por la arquitectura que se identifica o pretende ser un reflejo de su hábitat. Las colecciones del MONA nada tienen que ver con la isla, pero eso ya no importa, ya que el edificio sí. Para perfeccionar esa idea y terminar de relacionarlo con el lugar, la techumbre del edificio es un enorme jardín, así no se pierde  el concepto de isla, de espacio verde y de vegetación.

Interior de la casa diseñada por Roy Grounds.
La entrada al museo se hace mediante una pequeña casa de reminiscencias modernistas de los años 50, construida por un destacado arquitecto australiano llamado Roy Grounds. En palabras del equipo de arquitectos, lo que pretenden mediante la utilización de ésta casa es crear suspense en los visitantes, entre lo que ven cuando se van acercando tanto si llegan por mar como en automóvil, lo que ven cuando están ya en el recinto y lo que descubren en su interior, ofreciendo visiones diferentes y por lo tanto emociones también distintas. La casa ha modificado uno de sus muros, convirtiéndose en un gigantesco espejo que refleja parte del espacio, el monte y la ciudad, así consigue crear una mayor amplitud y una inserción con el territorio. La unión de la casa y el edificio museístico se hace a través de pasillos subterráneos ¿Impactante o no? A mí, al menos, me impactan todos los juegos relacionales existentes, ya sean en cuanto al concepto o al aspecto físico.




Pero aquí no acaba todo. No solo se trataba de relacionar, paisaje y edificio, también éste tenía que estar en relación con las colecciones, o al menos, con alguna de las obras más notables. Y esa obra, no es otra, que una momia egipcia. ¿Cómo logran integrar ésta momia de más de 2.000 años de antigüedad en un entorno y en un edificio como éste? La clave, de nuevo, la tiene la arquitectura. Decía que era una mole cerrada, si buceáis en la memoria y nos trasladamos al Egipto de los primeros faraones, ese es el aspecto de las antiguas mastabas egipcias, las que dieron origen a las famosas pirámides. Ya tenemos la unión entre edificio y el objeto, a partir de aquí surgen mil maneras de desarrollar esas relaciones. El edificio se convierte en la tumba de la momia, ya que además, el propio museo está directamente excavado en la roca, y así, se logra contextualizar y potenciar los dos elementos. La apertura y estudios realizados en las pirámides, nos han mostrado como existían cámaras a diferentes niveles que intentaban persuadir a los ladrones, y como, el tesoro más importante, se encontraba en el subsuelo. En el MONA se juega con la misma idea, y para llegar hasta allí y de igual manera que en las tumbas egipcias, el descenso se realiza por una escalera, en este caso de caracol, que nos llevará a 17 metros bajo la tierra. El interior nos sorprende con roca de arenisca, dándole un aspecto más rudo. Su interior nos da la sensación de estar dentro de una de esas pirámides, o mejor dicho, mastaba egipcia, si seguimos con el paralelismo de la forma. Pero realmente están buscando una idea moderna en consonancia con las obras de arte contemporáneo que se exhiben. 

Como veis existen tres tipos de conexiones con tres niveles diferentes y muy destacados que juegan a favor de uno solo: el museo.


El MONA ha revolucionado la ciudad, haciéndola más atractiva y más turística, introduciéndola en la contemporaneidad. La ha dotado de una estructura altamente moderna llena de significados, de relaciones y de contraposiciones, creando un todo perfecto digno de admirar, uniendo el pasado, el presente y el futuro. Cuando hablamos de arquitecturas museísticas y pensamos, por ejemplo, en el Guggenheim, de Nueva York primero y de Bilbao después, vemos que cambiaron el aspecto y la forma de ver un museo arquitectónicamente hablando. Pasamos de acondicionar viejos palacios a crear edificios para colecciones. Edificios, que llaman la atención por su forma exterior y se convierten en referentes de diseño para la ciudad y atracción para visitantes. Pero el exterior tiene que ir enconsonancia con el interior.



Cuando los arquitectos del Movimiento Moderno como Le Corbusier o Mies Van der Rohe, ponen la base de una nueva arquitectura de museos, también piensan en el espacio expositivo. Introducen la planta libre altamente modulable, que se adapta a los distintos tipos de obras y de montajes. Su idea eran relacionarlo todo, buscar el diálogo del interior con el exterior y con el lugar dónde el museo cumpliría su función. Y este, es el papel más importante de un museo en la actualidad. Junto a las tradicionales funciones de conservar, dar significado a las obras y que sirva a los intereses sociales, tiene que servir de agente de desarrollo del lugar en el que se levanta (un rol que ya la Nueva Museología proponía, unir comunidad y territorio, aunqe la forma de dearrollarse variaba) pero, que muchos responsables de museos olvidan, y que el MONA, como ya hemos visto, ha entendido a la perfección. Un museo no solo debe mostrar obras de arte, debe de ser capaz de involucrar a los ciudadanos del lugar, tiene que cambiar la visión que sobre éstas instituciones tenemos, tienen que ser atractivos y dinámicos, y esa dinámica, conlleva nuevas formas de presentarnos sus colecciones. Quizá, los museos que mejor cumplen éstas ideas, sean los privados, ya que no están sujetos a políticas culturales demasiado rígidas que impiden que avancen en su desarrollo.



Si el edificio y sus significados nos llaman la atención, las colecciones y la forma de relacionarnos con ellas no nos dejarán indiferentes. Tanto es así, que su propietario, describe el museo y la colección como "una Disneyland subversiva para adultos". 

El MONA no es un museo más, es el deseo de David Walsh de crear un espacio interdisciplinar con hotel, pistas de tenis y una biblioteca, elemento fundamental en cualquier museo, y un restaurante llamado "Faro", en español, que hace referencia a "Pharos", el nuevo ala del MONA que se erige como "un rayo de luz" que guía, pero para éste ha decidido utilizar la palabra inglesa y sobre todo griega. ¿Por qué un nombre español para un restaurante, tan alejados como estamos y con tan pocas influencias y relaciones entre ambos países? La respuesta está en su carta y en el espacio central del restaurante, llamado "Faro Tapas". Con un concepto que no deja indiferente en la línea de las obras del museo y de las pretensiones de su creador.



Walsh debe ser un personaje excéntrico pero muy inteligente, con una gran visión empresarial, se hizo rico resolviendo algoritmos. Las instalaciones se quieren completar con un casino. El edificio, fue inaugurado en 2011, a pesar de su aún corta vida, se le augura un gran futuro.

Como véis, museos hay en todos los rincones del planeta por muy alejados que parezcan que están de nosotros. Os animo a que descubráis el MONA y muchos otros. Las casualidades, el contacto con otras personas, nos muestran que existen otras realidades. Realidades, que en ocasiones obviamos, quizá por estar demasiado centrados en nuestro mundo, europeo en mi caso, pero que una vez reveladas ejercen un gran poder de atracción sobre nosotros.





"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)