En la anterior manzana hacia referencia a alguno de nuestros artistas que durante años han pasado desapercibidos tanto para el gran público como para algunos centros de Arte. Ponía el ejemplo de Juan Gris, Óscar Domínguez o Baltasar Lobo. A él, a Baltasar Lobo, le dedicaré la segunda parte de ésta nueva manzana.
Baltasar Lobo forma parte de la exposición que podemos ver en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de la Pasión, en Valladolid, bajo el título "Memoria de un sueño. Colección 1954" . A través de las obras de diferentes artistas españoles se pretende hacer un recorrido por el Arte del S.XX en España. El recorrido empezaría a principios del siglo, cuando artistas como Julio González o Pablo Gargallo revolucionaron el mundo de la escultura, una revolución que contribuyó a que ésta dejara de considerarse como la más tradicional de las Bellas Artes. Éste dúo estaría incompleto si no citásemos a Picasso, al cual Julio González, le enseña la técnica de la soldadura que aprendió en los talleres parisinos de la Renault. Con la combinación de nuevos materiales como el metal y nuevas técnicas como la soldadura, la escultura entra de lleno en las Vanguardias, creándose obras por ensambladura, una especie de collage en metal y en tres dimensiones. Picasso en esta ocasión está representado a través de una serie de grabados. A ellos les siguieron otra generación que impulsaron las Vanguardias de España y desde España como Benjamín Palencia creador junto con Alberto Sánchez de la Escuela de Vallecas, o Daniel Vázquez Díaz. Integrantes junto con Francisco Bores, Barradas, Cossío o Ferrant de los llamados artistas Ibéricos. Ésta agrupación nace a finales de 1924, al año siguiente se dan a conocer en una exposición que lleva su nombre, pretendían renovar el Arte y su relación con el público. Cuando estalla la Guerra Civil algunos de sus integrantes salen del país, otros como Bores lo habían hecho una década antes, pero hay un grupo de artistas al que pertenece Ángel Ferrant, que deciden quedarse. Aunque serán ninguneados por el régimen van a mantener el Arte de la Vanguardia desarrollado años antes, se convierten así en el hilo conductor, en los "mantenedores" de una Arte que pudiera recuperarse y continuarse años después. Esa continuación se dio de la mano de Antoni Tapiés, Eduardo Chillida, Jorge Oteiza. En la sala principal podéis encontrar en primer término, las obras del trío mencionado: varias esculturas de González, de Gargallo y los grabados de Picasso, junto con el trabajo de Esteban Vicente y de Pablo Palazuelo en cuya obra a través de los elementos geométricos estudia lo simbólico y material, en sus obras pictóricas la geometría de las formas van acompañadas de un contraste bicromático que acentúa la idea rítmica. La visión de la planta principal se completa con las esculturas de Chillida.
En la planta superior encontramos obras pertenecientes al Informalismo, destacando el poder de la materia y del lienzo el cual ya no es un simple soporte sino que es el elemento que da significado a la obra. Destaca Manolo Millares y su utilización de la arpillera o de Manuel Rivera que se sirve de la malla metálica, la cual rasga y tensa hasta convertirla en su medio de expresión y en material estético. Junto a ellos la obra de la única mujer presente en la muestra, Carmen Laffón, cuya pintura intimista de objetos cotidianos la convierten en la representante de la pintura realista de la segunda mitad del S.XX. La exposición concluye con la obra de artistas más reivindicativos socialmente como es el caso del Equipo Crónica, representado a través de dos esculturas muy conocidas: "La Menina del Equipo Crónica" y "El Conde Duque", ambos modelos están sacados de la obra velazqueña en las que se inspirarán, pero dotándolas de un nuevo significado.
La muestra es un viaje a través del tiempo, de artistas y de movimientos por ellos representados como el Informalismo o el Constructivismo, un resumen de un momento fundamental en nuestra historia artística estudiada y difundida pero poco conocida por el público que visita los museos, y como siempre digo, al menos los museos de pequeñas poblaciones como la mía. Como paréntesis, apuntar, que los museos que salpican las pequeñas ciudades tienen un doble reto: mostrar las obras de la forma más atractiva posible para hacer llegar el mensaje a los ciudadanos y que éstos valoren lo que ven, entiendan aquellas obras que su mente no procesa como reconocible, no diré figurativo ya que siempre encuentran una figuración dentro de obras que no lo son. El reto de los museos desde que en los años 80 decidieron abrirse al público a través de los Departamentos de Educación y Acción Cultural, es precisamente que la sociedad los integre en ella, esto es más fácil en los museos más grandes ya que cuentan con obras de mayor reconocimiento público.
Os invito, como siempre, a que la visitéis a que hagáis el recorrido por el tiempo aunque con saltos, a través de la obra de artistas tan personales que reinventaron la materia, las técnicas y los géneros para hacer avanzar el Arte. No están todos los que son pero si son todos los que están.
Habrá una segunda parte dedicada como he avanzado a Baltasar Lobo, del cual la exposición cuenta con una pequeña obra escultórica.
Información práctica
Sala Municipal de Exposiciones Museo de La Pasión
De martes a domingo de 12 a 14 y de 18:30 a 21:30
Hasta el 10 de enero de 2016
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