martes, 15 de mayo de 2018

New York: del Pop Art al Hip Hop. ¿Cultura o contracultura?




La Segunda Guerra Mundial y el ascenso nazi, así como toda la insolidaridad y masacre vertidas sobre los pueblos y en concreto sobre los judíos, marcaron un hito en nuestra historia. Nadie olvidará los campos de concentración donde miles de hombres, mujeres y niños morirían a manos de unas mentes locas, dominadas por un pequeño hombre, que tan alejado estaba de los prototipos de raza aria que quería crear, a través de programas como Lebensborn. Un hombre con aspiraciones artísticas que se truncaron, cuando la Academia de Bellas Artes de Viena, rechazó su ingreso debido a que sus formas eran demasiado convencionales. Hitler quiso dominar no solo Europa, también el mundo. Su ascenso, y la ocupación de los países, parecían imparables, nada ni nadie parecía detenerle. Pero, en abril de 1945, sucede algo con lo que él no contaba. Las tropas soviéticas entran en Berlín y los Aliados comienzan a bombardear la ciudad. Los escuadrones hitlerianos allí destacados, desoyendo las órdenes dadas por el Fhürer, se rinden. Berlín cae. Y días después, el 8 de mayo, se firma la rendición incondicional de la Alemania nazi. Europa comienza a respirar, pero ya nada sería igual. El mundo, no sucumbió a las ideas hitlerianas, Europa y sus ciudadanos lograron vencer al peor de los enemigos y reconstruir poco a poco nuestro viejo continente. Pero la guerra produjo un gran trauma en las conciencias, tanto a nivel social, como un quebrantamiento de los principios estéticos de la cultura occidental.



El Tercer Reich, no solo se llevó las vidas y las ilusiones de muchos de los ciudadanos europeos, también atacó al arte, y a las Vanguardias, a las que consideraba un "arte degenerado". Quiso humillar a los europeos, y lo hizo, no solo como la historia y sus protagonistas nos han contando, también, atacando las expresiones artísticas nacidas de aquellos creadores, que con sus producciones, estaban marcando el rumbo del arte contemporáneo. Su venganza, por no haber cumplido su sueño de convertirse en artista, fue incalculable. La ocupación de París en 1941, marcaría el inicio de la ruptura de todas las relaciones que las Vanguardias se habían encargado de crear, una red de contactos internacionales que sostenían el entramado artístico vanguardista. París deja de ser la capital del arte, y su testigo, es recogido por Nueva York, que se convierte en el abanderado del nuevo orden mundial. Frente a la oscuridad, los escombros, la miseria y el luto que sufría Europa, Nueva York y los Estados Unidos, representaban el renacer, la luz, los deseos y los sueños que aún se podían cumplir. Pensemos que, aunque Estados Unidos participó en la Segunda Guerra Mundial, tras el ataque a Pearl Harbor, su territorio no fue atacado, las batallas no se libraron en su suelo y por lo tanto, no hubo que llevar a cabo una reconstrucción de mentes y de lugares como si pasaría en Europa. Aún así, el viejo y desolado continente, no se convirtió en un erial. Se desarrollaron lo que se conoce como las Segundas Vanguardias. Unas vanguardias, que dieron paso a lo contemporáneo en el arte. La abstracción, que curiosamente proviene, en artistas como Eduardo Chillida, de la simplificación de la figuración, se convirtió en el modo más palpable de expresar la desesperación y la crisis existencialista que asolaba Europa. Así nace el Informalismo, donde lo más llamativo, es la valoración de lo matérico. El lienzo cobra vida, ya no es el soporte sobre el que pintar, ahora, la arpillera, es un elemento más, el más importante con el que jugar. Se desgarra, como en las obras de Antoni Tapiés, o se sustituye por telas metálicas como hiciera Manuel Rivera. Junto a lo matérico, destaca la gestualidad, tan característica de la obra de Antonio Saura. El Informalismo español, que se desarrollará más tarde que en el resto de países, debido al proceso dictatorial que se estaba viviendo, bebe no solo de las corrientes abstractas que se desarrollaron en Europa y en América, sobre todo, de la gran tradición pictórica española especialmente de Velázquez y de Goya.

"Cuadro 173" (1962)
Manolo Millares (1926-72)

El Informalismo europeo es deudor del Expresionismo Abstracto americano, donde la abstracción y lo matérico de las obras de Jackson Pollock, eran mucho más evidente. Pero no solo se desarrollaron movimientos liberadores de las formas, que a través de la materia, buscan desmaterializar el contenido, el cual acaba convirtiéndose en regueros de pintura a través de la técnica del Dripping. También, y debido a la cultura de consumo de masas, nacen otros movimientos tan difundidos y entendibles como el Pop Art. Aunque como siempre digo, nada es lo que parece, a veces las formas abstractas son más evidentes y claras que la figuración. Quizá, la cierta intelectualidad que se le presupone a la abstracción, hizo que el Pop Art, con un lenguaje tan cercano, fuese tan bien acogido y reemplazase al Expresionismo Abstracto en la década de los 60. También tendría mucho que ver los cambios sociales que se estaban operando, el nacimiento de la postmodernidad, el rechazo de la cultura tradicional y consecuentemente la valoración de la contracultura que hizo nacer el movimiento Hippie, el Punk o la generación Beat encabezada por Jack Kerouac y Bob Dylan, y la exaltación del consumismo y de los mass media, que curiosamente se contraponían a los ideales de la contracultura. Una sociedad, donde se daban cita elementos que poco tenían que ver entre ellos, pero que lograron conjugarse perfectamente.

Jackson Pollock en su estudio

A pesar de que los movimientos se desarrollan de una manera similar a uno y a otro lado del Atlántico, será Estados Unidos quién marque el rumbo de los nuevas ideas artísticas y el que acoja con más fervor el desarrollo de un arte muy moderno, en parte, por el asentamiento en épocas anteriores de artistas como Marcel Duchamp, pero también, debido a que las novedades artísticas no las asientan sobre un sustrato cultural anterior e histórico, como si sucedería en Europa, sino que son formas nuevas nacidas directamente de las necesidades plásticas y creativas. Tres elementos hicieron de este país el abanderado del arte contemporáneo: Peggy Guggenheim, mecenas de los artistas modernos europeos que llegaron al país de los sueños; Jackson Pollock que logró unir bajo su creación a aquellos que defendían un arte exclusivamente americano y por lo tanto aislacionista y a los que buscaban integrar las tendencias europeas en América; y los políticos a través de instituciones como el MoMA que buscaron y lograron, convertirse en el refugio contra el fascismo y a favor del arte contemporáneo. Gracias a todos ellos, tuvo un gran desarrollo el coleccionismo privado que vería nacer los grandes museos, las grandes colecciones y a las grandes figuras del arte más actual de ese momento. Mientras Europa buscaba la vanguardia marcada por la tradición, Estado Unidos buscaba la innovación sin estar sujetos a condicionantes que limitasen las formas de expresión.

América se había convertido en el país receptor al que los europeos tenían puestos sus objetivos, buscando mejorar su vida y huir de las guerras que asolaban nuestro territorio. Hasta allí, fueron llegando científicos, artistas, literatos y también hombres y mujeres trabajadores, que buscaban hacerse un hueco en la vida. Su primer contacto con el país de los sueños era la Isla de Ellis, en Nueva York, desde la que contemplaban la Estatua de la Libertad y donde sus sueños empezaban a verse más cercanos. Se calcula que más de 12 millones de inmigrantes europeos arribaron a esta pequeña isla. Entre esos hombres sencillos, se encontraba una pareja Andrej y Julia, dos eslovacos que en 1914 emigraron a Estados Unidos, primero lo hace él y años más tarde ella. Sus nombres, quizá no os digan nada, pero si a ellos uno un apellido, Warhola, seguro que ya empezáis a saber de quién hablo. Efectivamente, ellos son los progenitores de Andy Warhol (Andrew Warhola), la figura más destacada del Pop Art. 



"Just what is it that makes today´s homes so different, so appealing? (1956)
Richard Hamilton (1922-2011)

Aunque el Pop Art, nace en el Reino Unido en los años 50 del siglo pasado, y da el salto a Estados Unidos una década más tarde, mostrando diferencias con su predecesor ya que el americano se muestra mucho más ambiguo que el desarrollado en las islas por artistas como Richard Hamilton, pionero del estilo. El Pop Art no podría entenderse sin Andy Warhol y viceversa, Warhol no hubiera sido tan reconocido sin las obras nacidas del Pop Art. Como les pasó a muchos artistas, Andy Warhol (1928-1987) comienza a interesarse por el arte tras pasar por un larga enfermedad que le llevó a estar postrado en una cama durante largos períodos. Su verdadera carrera, y el mito en el que se ha convertido, comienza en Nueva York. Si para sus padres fue la puerta de entrada también lo sería para él, artísticamente hablando. Hasta allí se traslada desde su Pittsburg natal, a finales de los años 40. Con el tiempo, se convirtió en el eje de la ciudad, ni la afamada Estatua de la Libertad atraía tanto como lo hiciera Andy Warhol y The Factory.



Su forma de vida, y de banalizarlo y frivolizarlo absolutamente todo, la forma de llegar a las masas, era un líder nato, de convertirse en el eje sobre el que giraba la vida neoyorkina, hizo de este americano, el máximo representante del movimiento y sobre todo de una época. Una época y un artista que logró unir bajo un mismo techo, a las clases altas y a los chicos que buscaban 15 minutos de fama. 

En un momento marcado por el consumismo, no solo de marcas comerciales, sino también de artistas o cantantes, el Pop Art nació para mostrar la estética de la cultura popular y de los medios de comunicación de masas. Andy Warhol, se fijaba en productos de consumo como las latas de sopa Campbell pero también en personajes que el público enloquecido consumía: actores como Marilyn Monroe o Ingrid Bergman; cantantes como Elvis; políticos como Mao, se convirtieron en los protagonistas de sus obras. Personajes que utiliza para sus propósitos comerciales, a los que trataba como simple mercancías, sin importarle lo más mínimo el uso y abuso que pudiera hacerse de la imagen. Él mismo se convirtió en su propio producto y en una mercancía. Utilizaba su imagen constantemente como una marca más. Para que os hagáis una idea, la icónica imagen de Marilyn, la que le da la fama y con la que comienza a desarrollar la técnica serigráfica, la realiza pocos días después del suicidio de la actriz, ¿aprovechó el momento para buscar su propio prestigio? La imagen de la que se sirve para realizar la obra es una fotografía que había sido tomada en la grabación de la película Niágara de 1953. Mediante la reproducción seriada de esta y de otras imágenes fotográficas, Andy mostró el poder de la fama que tanto atraía a las masas. Y también de la muerte. Por eso no solo utiliza a Marilyn, también a Jackie Kennedy tras la muerte y en el posterior entierro de John F. Kennedy, quizá por la obsesión que sentía por la muerte que se acentuaría tras el intento de asesinato que sufrió por parte de una esquizofrénica llamada Valerie Solanas. 


Para realizar sus icónicas imágenes partía de una fotografía y empleaba la técnica de la serigrafía para reproducirlas en serie, como si de una cadena de producción fabril se tratase. Si el Pop Art era el estilo de las masas, también era lógico utilizar una técnica que mediante la reproducción en serie, abaratase costes y llegase a todos, la forma más democrática del arte fue la reproducción gráfica, mediante técnicas como el grabado o la serigrafía. Todos estos trabajos vieron la luz en The Factory. Un espacio de creación que se convirtió en el centro neurálgico de la vida artística y festiva de la ciudad. Allí Andy Warhol no solo creaba, también reunía a jóvenes artistas y cantantes, que bien empezaban sus carreras, o que ya las tenían consagradas como Mick Jagger o Lou Reed; escritores como Truman Capote, políticos, modelos y gente bohemia de la alta sociedad se daban cita en la calle 47 Este en el Midtown de Manhattan. Todos los que se acercaban hasta la 5ª planta del 231 formaban parte de un selecto grupo que buscaba el apoyo incondicional del artista en el lanzamiento de sus carreras. A él se acercaban buscando su fama. Una fama, que para ellos se convertía en efímera, ya que Warhol en cuanto se cansaba de ellos, que era bastante pronto, les sustituía por otro de los llamados Warhol Superstars. Por ello, en cierta ocasión, llegó a decir que "en el futuro todo el mundo tendría 15 minutos de fama".



The Factory, era el lugar donde todo podía materializarse, no existían reglas artísticas, la decoración del lugar ya marcaba la libertad de lo que allí podía hacerse, las paredes estaban empapeladas con papeles plateados. Era un centro interdisciplinar, lo mismo se grababa una película de marcado contenido sexual buscando la liberación creadora y humana, que se consumía LSD, se bailaba o Peter Hujar, representante de la contracultura neoyorquina fotografiaba a Warhol, a la vez que su equipo realizaba las serigrafías que le llevaron a la popularidad y que hicieron de él lo que aún hoy sigue siendo: el máximo representante de un estilo. Todo acompañado por la música en directo de The Velvet Underground, haciendo del lugar, el estudio más estrambótico pero genial del mundo de la producción. The Factory representa a la perfección el cambio por el que está pasando el mundo. Los límites entre las clases sociales se estaba rompiendo, y en The Factory, se materializaba esa ruptura. Se mezclaban elementos de la alta cultura y los de la contracultura (como el consumo de LSD). Los críticos y los artistas comienzan a preguntarse ¿Qué es el arte? ¿Qué objetos eran arte y cuáles no? y The Factory, estaba contribuyendo a la desmitificación de la obra impuesta, del arte oficial, abogando por la experimentación, y por los valores de la contracultura, que busca romper los cánones y reivindicar un estilo de vida muy alejado de los convencionalismos de clases. En The Factory todo estaba permitido, cualquier forma artística que surgiese de la capacidad creadora era aceptada, y más, si obviaba cualquier influencia de la alta cultura y se valoraba la subjetividad, la libertad y aquello proveniente de la subcultura, así como la exaltación de las formas socialmente no aceptadas. Seguramente, a pesar de ser un momento de experimentación y ruptura total de los límites, también trajo el empobrecimiento estético e ideológico del arte. Las obras que salieron de esta fábrica, eran demasiado excéntricas y banales, demasiado provocadoras, daban rienda suelta a la inhibición, a la loca creación, en muchos casos, pero también y en el caso de Andy, a obras demasiado comerciales las cuáles carecían del alma que debe tener una obra, para ser considerada arte. Elevó a la categoría de arte, no solo las latas de sopa Campbell, también las botellas de Coca Cola o las cajas de jabón Brillo, junto con el icónico símbolo del dólar.



Los temas más tradicionales como los paisajes, los temas de historia, sociales o costumbristas, fueron desbancados por objetos que encontramos en las estanterías de cualquier supermercado. Incluso la abstracción, comenzó a verse como una forma tradicional. Y en la actualidad, el consumismo nacido en los años 60, se ha hecho más evidente, y de la misma manera que Warhol utilizó productos de consumo masivos, nosotros, seguimos convirtiendo imágenes de marca en elementos, no solo de consumo, sino también de diseño. Y así, aunque no nos guste la música de grupos como AC/DC o los Rolling Stones, o el sabor del 7Up, llevamos puestas camisetas con esos logotipos. Camisetas que se estampan con la misma técnica serigráfica que utilizó Warhol para sus obras. La famosa lengua de los Rolling, que representa los cambios y la revolución social, y que muchos creen que fue creada por el propio Andy Warhol para el disco Sticky Fingers (1971), se ha convertido en un elemento fundamental que no puede faltar en el armario de cualquier mujer que quiera ir "a la moda". La boca carnosa del propio Mick, que nos muestra irreverentemente la lengua, fue diseñada por John Pasche siguiendo las ideas dadas por Jagger para el mencionado disco, formando parte de la contraportada en la que aparece un trasero masculino. Esta imagen, junto con la portada, si fueron diseño de Andy. En la portada vemos la parte central y delantera del cuerpo masculino, es decir su entrepierna, dentro de unos ajustados pantalones vaqueros o jeans, con una cremallera que se podía bajar, ya que la idea de Warhol consistía, en que una vez bajada, pudiese verse la ropa interior del modelo.

Portada y contraportada de "Sticky Fingers". (1971)
Si la contracultura buscaba separarse de lo formalmente establecido y aceptado, buscando vías de escape, The Factory encarnaba a la perfección el lugar dónde las normas podían saltarse ya que únicamente valía el momento, el ímpetu creador. Y así, Nueva York, estandarte de movimientos y estilos diferentes pero que compartían la búsqueda de lo novedoso o lo rompedor, durante las décadas siguientes, vería crecer y desarrollarse movimientos que seguían reivindicando la aceptación de los marginados. El Bronx se convirtió en el eje donde vieron la luz movimientos como el Hip Hop, que este año cumple 45 años de su nacimiento, debido a la valoración que hicieron del funk y del soul. El Hip Hop surge casi por casualidad, un 11 de agosto, cuando Cindy Campbell decide reunir a unos amigos en el 1520 de Sedgwick Avenue, en un edificio de ladrillo, que hoy aspira a convertirse en Patrimonio histórico. Allí, no solo se escuchó música, pinchada por el hermano de la joven Cindy, también se mezcló el Rap y el Break Dance. Y así, el "break", se convirtió en parte fundamental del Hip Hop. Una cultura que nació de la improvisación en una fiesta en un barrio marginal, para celebrar el inicio de las clases, se ha convertido, en la actualidad, en una cultura aceptada como tal a nivel mundial. Ha pasado de ser un movimiento contracultural, marginal y reivindicativo, a pertenecer a la alta cultura. Lo mismo que pasaría con otro arte callejero: el grafiti. Si el Pop Art se banalizó llegando a convertirse en un elemento de consumo más, los movimientos callejeros nacidos a partir de elementos que nada tenían que ver con la alta cultura, han llegado a convertirse en verdaderas formas culturales y sociales de expresión. Tanto es así, que la ciudad de los rascacielos, organiza tours por el Bronx y Harlem, para mostrarnos los lugares emblemáticos en donde nació y se desarrolló ese movimiento. Pero si queréis de verdad ver y escuchar Hip Hop, no hace falta que hagáis un tour organizado, solo os tenéis que dejar caer por Central Park cualquier tarde, afinar el oído y buscar el lugar donde unos chavales cargados con su radio como antes, nos dan muestras de lo que es el verdadero espíritu del estilo que contiene la esencia del Nueva York de los años 70. 



Si Estados Unidos fue el lugar donde se podían cumplir los sueños, The Factory fue donde se hicieron realidad.

5 comentarios:

  1. Gracias por el esfuerzo que has invertido en este artículo, Noelia, muy interesante. La introducción que haces al contexto histórico y cultural en el que se desarrolló el Pop Art es muy ilustrativo.

    Justo estoy preparando una publicación para mi blog en torno a la relación entre este movimiento artístico y el desarrollo del Hip-Hop y me ha sido de gran ayuda.

    Un saludo y enhorabuena por el trabajo.

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    1. ¡Muchas gracias y suerte con tú publicación!

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    2. Hola Noelia,
      Por fin pude terminar mi artículo (encontrar fuentes y, sobre todo, tiempo ha sido un quebradero de cabeza :S ).

      Por si te pudiese interesar leerlo, te dejo aquí el enlace: https://frecuenciadual.com/blog/historia-del-graffiti/

      Un saludo y espero que sigamos leyéndonos,
      Alberto.

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  2. genial y gracias por compartir este conocimiento !!!

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"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)