Hace unos meses dediqué una de las manzanas al Museum of Old and Modern Art (MONA) de Tasmania. El museo me atrajo nada más conocer su existencia, por lo que ya os expliqué. El MONA, fue inaugurado en el marco de un festival, creado por los propios artífices del museo, llamado Dark Mofo, con el cual se da inicio al solsticio de invierno, en el hemisferio sur, el 21 de junio. Podíamos hablar de un tandem. Un festival, que al igual que el museo, profundiza en el arte más actual y contemporáneo, buscando profundizar en la antropología tasmana, investigando, como, a través de acciones de performances, se puede relacionar, la mitología y cultura aborigen, en parte desaparecida, con la actual, importada e impuesta en los procesos de colonialismo. Así como los rituales ligados a la naturaleza y a la religión. La idea de la ritualidad, que subyace en todos estos procesos, quizá haya hecho, que el símbolo elegido por el festival como marca, sea una cruz sobre un fondo rojo. Entendamos la cruz como símbolo universal y uno de los más antiguos utilizados por el hombre. ¿Y el rojo? ¿Puede significar la sangre derramada en los procesos colonizadores?
Un festival, que salvando las distancias, me recuerda a los Museos de Sitio, donde se profundiza en la comunidad, en sus valores, en sus raíces o en su forma de expresarse, y en los que la población y el territorio juegan un papel determinante. Un festival con diferentes actividades que a mí se me antoja genial, y que todos los que disfrutamos del arte, deberíamos vivir en algún momento de nuestras vidas. Pero no solo eso, Dark Mofo implica a todos aquellos que quieran, no solo como espectadores, también como parte del espectáculo. Los negocios locales, el aeropuerto, diferentes edificios y monumentos, así como el majestuoso Puente Tasman, se han teñido de rojo. Además han puesto en marcha un concurso fotográfico, "A Paint the Town Red", en el que todos aquellos que quieran, podrán participar tomando imágenes creativas de los escaparates, bebidas o de la iluminación, y subirlas a la red hasta el 25 de junio. Todo un espectáculo participativo que involucra a una comunidad entera. En la entrada dedicada al MONA, os decía, como el museo ha logrado algo que deberían aplicarse otros museos, y es involucrarse tanto en el lugar en el que está establecido, que aunque las colecciones no tengan nada que ver con la ciudad o con la isla, los ciudadanos lo reconocen cómo algo propio, sintiéndose orgullosos de él. Este es el gran triunfo de un museo, el de vivir volcado en la ciudad, y no el de vivir al margen de ella y de sus habitantes. Y Dark Mofo, como parte de la institución museística, se proyecta en esta misma línea.
Desde que supe de la existencia del MONA y profundicé en el museo y en cómo surgió, también me interesó este festival. Desde entonces, sigo sus preliminares y espero ansiosa poder ver a través de la red, cómo se desarrollará. Y en este seguimiento, descubrí al artista estrella del festival por tercer año consecutivo, Mike Parr. De nuevo, quedé aún más fascinada, y sorprendida gratamente, de cómo en determinados lugares se llevan a cabo actuaciones novedosas, actuales, transgresoras e impactantes, pero desde el respeto y desde la creatividad, y no desde la simple provocación y manipulación del arte y del público. Ejemplos de manipulación hay muchos, todos hemos visto exposiciones en las que los objetos nos hacen plantearnos preguntas como ¿qué es el arte? o ¿esto es arte? Mucha de la mala publicidad que tienen las producciones artísticas de nuestro tiempo, se debe a objetos que no tienen ninguna base creativa o artística. Al ver este tipo de objetos nos decepcionamos y, consecuentemente, se produce un rechazo, casi generalizado, del arte más actual. Los museos, las salas de exposiciones o las galerías, deberían hacer exhibiciones paralelas, que muestren lo que no es arte, y así educar al público en el aprecio hacia el arte de nuestro tiempo, el que nos representa y el que nos caracterizará y que su máximo objetivo no es solo la producción, sino sobre todo, enseñar valores que no tienen que ser solo culturales.
Un festival, que salvando las distancias, me recuerda a los Museos de Sitio, donde se profundiza en la comunidad, en sus valores, en sus raíces o en su forma de expresarse, y en los que la población y el territorio juegan un papel determinante. Un festival con diferentes actividades que a mí se me antoja genial, y que todos los que disfrutamos del arte, deberíamos vivir en algún momento de nuestras vidas. Pero no solo eso, Dark Mofo implica a todos aquellos que quieran, no solo como espectadores, también como parte del espectáculo. Los negocios locales, el aeropuerto, diferentes edificios y monumentos, así como el majestuoso Puente Tasman, se han teñido de rojo. Además han puesto en marcha un concurso fotográfico, "A Paint the Town Red", en el que todos aquellos que quieran, podrán participar tomando imágenes creativas de los escaparates, bebidas o de la iluminación, y subirlas a la red hasta el 25 de junio. Todo un espectáculo participativo que involucra a una comunidad entera. En la entrada dedicada al MONA, os decía, como el museo ha logrado algo que deberían aplicarse otros museos, y es involucrarse tanto en el lugar en el que está establecido, que aunque las colecciones no tengan nada que ver con la ciudad o con la isla, los ciudadanos lo reconocen cómo algo propio, sintiéndose orgullosos de él. Este es el gran triunfo de un museo, el de vivir volcado en la ciudad, y no el de vivir al margen de ella y de sus habitantes. Y Dark Mofo, como parte de la institución museística, se proyecta en esta misma línea.
Desde que supe de la existencia del MONA y profundicé en el museo y en cómo surgió, también me interesó este festival. Desde entonces, sigo sus preliminares y espero ansiosa poder ver a través de la red, cómo se desarrollará. Y en este seguimiento, descubrí al artista estrella del festival por tercer año consecutivo, Mike Parr. De nuevo, quedé aún más fascinada, y sorprendida gratamente, de cómo en determinados lugares se llevan a cabo actuaciones novedosas, actuales, transgresoras e impactantes, pero desde el respeto y desde la creatividad, y no desde la simple provocación y manipulación del arte y del público. Ejemplos de manipulación hay muchos, todos hemos visto exposiciones en las que los objetos nos hacen plantearnos preguntas como ¿qué es el arte? o ¿esto es arte? Mucha de la mala publicidad que tienen las producciones artísticas de nuestro tiempo, se debe a objetos que no tienen ninguna base creativa o artística. Al ver este tipo de objetos nos decepcionamos y, consecuentemente, se produce un rechazo, casi generalizado, del arte más actual. Los museos, las salas de exposiciones o las galerías, deberían hacer exhibiciones paralelas, que muestren lo que no es arte, y así educar al público en el aprecio hacia el arte de nuestro tiempo, el que nos representa y el que nos caracterizará y que su máximo objetivo no es solo la producción, sino sobre todo, enseñar valores que no tienen que ser solo culturales.
Así que, cuando me enfrento a artistas como Marina Abramovic o Mike Parr, e investigo su trayectoria y su obra, vuelvo a emocionarme, al saber, que sí existe un verdadero arte que nos define, que es propio de nuestro tiempo, que es serio, transgresor, reivindicativo, con obras que profundizan en valores globales a través de diferentes formas plásticas muy cuidadas, tal y como siempre ha hecho el verdadero arte. Obras que tienen alma, que sugieren y provocan sensaciones. Y vuelvo a disfrutar de un arte, el contemporáneo, que me fascina y me atrapa, y que a veces, me hace divagar en exceso, pero con el que disfruto enormemente. Por lo tanto, hoy, la manzana, está dedicada a Mike Parr y a la actuación de performance, que llevará a cabo en el marco del festival Dark Mofo. Una performance que ya desde hace días, se ha puesto en marcha. Aunque, la verdadera acción, se desarrollará entre los días 14 y 17 de junio en Hobart.
Mike Parr(1946) |
Pero ¿quién es este artista? Mike Parr (1945) nació en Queensland, Australia, convirtiéndose en uno de los máximos representantes del conceptualismo australiano. Es un artista multidisciplinar, que a partir de los años 70, del siglo pasado, introdujo, cómo forma de expresión en su producción, las performances, influidas por el psicoanálisis de Viena. Por esta influencia del psicoanálisis, lo que busca a través de ellas, tal y como han hecho otros artistas de performance, es crear una catarsis en el espectador. Es decir, a través de acciones altamente impactantes y sorpresivas, se pretende producir en el espectador, y no en el artista, una liberación de emociones, que cómo norma general, suelen ser negativas. Esas emociones determinan nuestro comportamiento ante ese tipo de acciones. El objetivo último de la performance, por lo tanto, es el estudio de nuestro comportamiento. Si consideramos, de una forma inconsciente, si es correcto o no seguir viendo una acción que puede ser desagradable, estudiando así, nuestros límites. Cuanto más agresiva sea la acción, a través de la cuál se intenta transmitir un concepto, más impacto tendrá en el espectador. Y ese impacto es mayor, cuando como en el caso de Mike Parr, se juega con el auto maltrato y la violencia consciente, que genera dolor y que es expuesta durante horas o días de una forma repetitiva. Y así, en "Malevich, un brazo político", se clavó a la pared el único brazo que tiene. El vídeo fue visualizado por más de 250.000 personas, durante las 30 horas que duró la performance.
"Malevich, un brazo político" (2003) |
En un principio, sus performances tenían el objetivo de denunciar diferentes conflictos armados, algo que tuvo que ver con la negativa de nuestro artista, de participar en la guerra vietnamita, pero esta orientación, se ha ido ampliando hacia otros términos. Parr trata de profundizar en los límites físicos del hombre, debido a que nació sin el brazo izquierdo. Pero los límites a los que él se refiere no son los impuestos, sino los autoinfringidos. Durante su infancia, la ausencia del brazo, como no podía ser de otra manera, le supuso un trauma, pero supo hacer, de esa debilidad, una fortaleza, convirtiéndose en el recurso que se hace patente en alguna de sus producciones. Pero no solo se ocupa de los límites físicos, también reivindica los derechos de los que no pueden hacerse oír, o a los que no quieren escuchar. Por ejemplo, en 2002, se cosió los labios, los ojos y los oídos, solidarizándose con los refugiados de los centros de detención de Australia, en "Closes the Concentration Camps". Su obra trata de hacer visible los problemas a los que se han enfrentando los habitantes originarios de su país. Y en este sentido, gira la performance que podrá verse en unos días en la capital tasmana.
La acción titulada "Underneath the bitumen the artist, consiste en lo siguiente. En una de las calles más céntricas de Hobart, en Macquarie street, frente al Ayuntamiento de la ciudad, se ha cavado una enorme zanja. En ella, se introducirá un gran contenedor acondicionado con tubos de respiración, un taburete para meditar, lapiceros para dibujar, ropa de cama, agua, pero no comida y un libro: The fatal shore, que narra la historia de la colonización de Australia. En su interior, Mike Parr, pasará 72 horas, del 14 al 17 de junio. Durante este tiempo, escribirá y dibujará todo aquello que le inspire el momento, y una vez transcurridas las 72 horas, abandonará la auto impuesta reclusión. El contenedor, realizado con acero australiano, y todo lo que contenga, será sellado y se volverá a echar grava sobre él, recobrando la carretera su aspecto natural, quedando sepultado para siempre como una especie de cápsula del tiempo. Durante la duración de la performance, la carretera seguirá utilizándose de una forma normal. Con esta acción, el artista quiere denunciar el totalitarismo, que desde el S.XIX, han ejercido los países colonialistas de ese momento, y capitalistas y dominantes, de nuestro siglo. Pero sobre todo, quiere recordar, la desaparición de la población aborigen australiana por parte del colonialismo británico e irlandés. Siempre hablo del conceptualismo del arte contemporáneo, y aquí está muy bien definido a través de los símbolos utilizados. Hay varios. ¿Por qué elige ser enterrado y hacerlo bajo una carretera? La carretera es el símbolo del traslado de los convictos ingleses e irlandeses, durante la primera mitad del S.XIX, para repoblar esta parte del mundo. Y el enterramiento, simboliza la casi total desaparición de la población autóctona de Tasmania. Y ahora yo os pregunto ¿qué os parece el lugar elegido frente al Ayuntamiento? ¿Por qué elige esa ubicación? ¿Pensáis que ha sido el azar el que le ha llevado hasta allí? ¿o debido al significado de los elementos que convergen en esa calle, se ha escogido para ahondar en el mensaje, en el concepto? Por supuesto, la ubicación es parte destacada de esta performance, y el azar aquí no tiene nada que ver, ni tampoco que sea uno de los lugares más transitados. El Ayuntamiento es todo un símbolo de la imposición de esquemas, del dominio y gobierno que se ejerció sobre la población autóctona. Como vemos, las performances, se han convertido, en el mayor vehículo de expresión conceptual.
"Closes de Concentration Camps" (2002) |
La acción titulada "Underneath the bitumen the artist, consiste en lo siguiente. En una de las calles más céntricas de Hobart, en Macquarie street, frente al Ayuntamiento de la ciudad, se ha cavado una enorme zanja. En ella, se introducirá un gran contenedor acondicionado con tubos de respiración, un taburete para meditar, lapiceros para dibujar, ropa de cama, agua, pero no comida y un libro: The fatal shore, que narra la historia de la colonización de Australia. En su interior, Mike Parr, pasará 72 horas, del 14 al 17 de junio. Durante este tiempo, escribirá y dibujará todo aquello que le inspire el momento, y una vez transcurridas las 72 horas, abandonará la auto impuesta reclusión. El contenedor, realizado con acero australiano, y todo lo que contenga, será sellado y se volverá a echar grava sobre él, recobrando la carretera su aspecto natural, quedando sepultado para siempre como una especie de cápsula del tiempo. Durante la duración de la performance, la carretera seguirá utilizándose de una forma normal. Con esta acción, el artista quiere denunciar el totalitarismo, que desde el S.XIX, han ejercido los países colonialistas de ese momento, y capitalistas y dominantes, de nuestro siglo. Pero sobre todo, quiere recordar, la desaparición de la población aborigen australiana por parte del colonialismo británico e irlandés. Siempre hablo del conceptualismo del arte contemporáneo, y aquí está muy bien definido a través de los símbolos utilizados. Hay varios. ¿Por qué elige ser enterrado y hacerlo bajo una carretera? La carretera es el símbolo del traslado de los convictos ingleses e irlandeses, durante la primera mitad del S.XIX, para repoblar esta parte del mundo. Y el enterramiento, simboliza la casi total desaparición de la población autóctona de Tasmania. Y ahora yo os pregunto ¿qué os parece el lugar elegido frente al Ayuntamiento? ¿Por qué elige esa ubicación? ¿Pensáis que ha sido el azar el que le ha llevado hasta allí? ¿o debido al significado de los elementos que convergen en esa calle, se ha escogido para ahondar en el mensaje, en el concepto? Por supuesto, la ubicación es parte destacada de esta performance, y el azar aquí no tiene nada que ver, ni tampoco que sea uno de los lugares más transitados. El Ayuntamiento es todo un símbolo de la imposición de esquemas, del dominio y gobierno que se ejerció sobre la población autóctona. Como vemos, las performances, se han convertido, en el mayor vehículo de expresión conceptual.
Ni las acciones que se van a desarrollar, ni el festival, al igual que el museo y los propósitos de David Walsh, están exentos de polémica. Se le acusa de querer crear espectáculo con un único objetivo: el económico. Son muchos los que han reaccionado contra las performances que se han llevando a cabo durante estos años, acusándolas de agresivas, de demasiado sangrientas o carentes de objetivos culturales. Pero, como siempre, junto a los detractores, también existen los defensores. Y a un lado y a otro, se han posicionado los miembros del "Centro aborigen de Tasmania". Una parte de esa comunidad lo considera irrespetuoso y la otra, lo ve positivo, ya que puede concienciar sobre una parte de la historia, la denominada Guerra Negra, cargada de violencia y que supuso la desaparición de cientos de personas y de su propia idiosincrasia. Los que se posicionan en contra, abogan por la participación de la escasa población aborigen, para mostrar los efectos negativos que tuvo la ocupación de sus tierras, y como está afectando en la actualidad. Es un tema muy polémico, que sigue levantando heridas, al igual que sucede en otros países que fueron colonizados. El problema reside en ¿cómo se puede contar algo tan dramático, propio de tiempos pasados, sin herir a nadie?
Sea como sea, lo que se percibe es un festival que no deja indiferente, y ahí es donde reside el interés. El arte tiene que ir más allá de la simple contemplación, tiene y debe crear polémica, remover conciencias, y hacer que nos planteemos preguntas como ¿qué significado tiene ahora la producción artística? ¿qué objetivos son los que se buscan? ¿el mensaje que trasmite es capaz de hacernos pensar? El arte, desde hace mucho tiempo es una herramienta social, su objetivo es plasmar lo que está sucediendo en el mundo, y esa es la parte que muchos espectadores no entienden.
Es lícito que el festival busque la rentabilidad económica, también la busca el teatro o el cine, al final, no deja de ser un espectáculo. Luego será la libertad y la sensibilidad de cada uno, la que haga elegir un tipo de actuación u otra. Aún así, por supuesto que no todo vale, yo no defiendo todo lo que puede hacerse desde Dark Mofo, ya que lo desconozco, no he tenido la oportunidad de verlo y por lo tanto valorarlo. Pero las iniciativas y la idea genérica me encanta, al igual que la actuación de Mike Parr. Lo considero un revulsivo genial para atraer al público a la ciudad e incluso a la isla. Son muchos los que esperan emocionados la llegada de este festival.
El alcalde de la ciudad, en cambio, no ve con buenos ojos que esta acción se desarrolle en una calle tan transitada frente al Ayuntamiento, ya que afectará al tráfico, sobre todo el día en el que sea introducido en su cápsula del tiempo. Este rechazo parece más bien una excusa ¿Realmente lo único que le importa es el tráfico? ¿Es un argumento con suficiente peso?
Toda esta polémica que se está generando, constituye en sí misma, una performance. De igual manera que antes he comentado, es una forma de estudiar la reacción del público, de los ciudadanos ante una acción, que ni siquiera ha empezado, pero que ya genera diferentes comportamientos. Y la duda es ¿cuántos de estos ciudadanos, que reaccionan de forma negativa, rechazando el festival, luego, por curiosidad, asistirán a la entrada de Mike Parr al contenedor? De nuevo, las reacciones de nuestro subconsciente, están en juego.
Sea como sea, lo que se percibe es un festival que no deja indiferente, y ahí es donde reside el interés. El arte tiene que ir más allá de la simple contemplación, tiene y debe crear polémica, remover conciencias, y hacer que nos planteemos preguntas como ¿qué significado tiene ahora la producción artística? ¿qué objetivos son los que se buscan? ¿el mensaje que trasmite es capaz de hacernos pensar? El arte, desde hace mucho tiempo es una herramienta social, su objetivo es plasmar lo que está sucediendo en el mundo, y esa es la parte que muchos espectadores no entienden.
Es lícito que el festival busque la rentabilidad económica, también la busca el teatro o el cine, al final, no deja de ser un espectáculo. Luego será la libertad y la sensibilidad de cada uno, la que haga elegir un tipo de actuación u otra. Aún así, por supuesto que no todo vale, yo no defiendo todo lo que puede hacerse desde Dark Mofo, ya que lo desconozco, no he tenido la oportunidad de verlo y por lo tanto valorarlo. Pero las iniciativas y la idea genérica me encanta, al igual que la actuación de Mike Parr. Lo considero un revulsivo genial para atraer al público a la ciudad e incluso a la isla. Son muchos los que esperan emocionados la llegada de este festival.
El alcalde de la ciudad, en cambio, no ve con buenos ojos que esta acción se desarrolle en una calle tan transitada frente al Ayuntamiento, ya que afectará al tráfico, sobre todo el día en el que sea introducido en su cápsula del tiempo. Este rechazo parece más bien una excusa ¿Realmente lo único que le importa es el tráfico? ¿Es un argumento con suficiente peso?
Toda esta polémica que se está generando, constituye en sí misma, una performance. De igual manera que antes he comentado, es una forma de estudiar la reacción del público, de los ciudadanos ante una acción, que ni siquiera ha empezado, pero que ya genera diferentes comportamientos. Y la duda es ¿cuántos de estos ciudadanos, que reaccionan de forma negativa, rechazando el festival, luego, por curiosidad, asistirán a la entrada de Mike Parr al contenedor? De nuevo, las reacciones de nuestro subconsciente, están en juego.
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