miércoles, 19 de septiembre de 2018

El 30 de la Strandgade en Copenhague.


"Sunbeams"
("Dunst Mote Dancing in the Sunbeams")
Ordrupgaard (Copenhague, Dinamarca)

¿Qué es el arte? ¿Os habéis planteado alguna vez esta pregunta? Es el primer interrogante, al que todos los que hemos estudiado Historia del Arte, nos enfrentamos en nuestro primer día de clase. Una duda que esperas se disipe según se avanza en la materia, y según van pasando los años. Pero las materias van avanzando, el tiempo pasa y sigue estando presente la duda. Finalmente, te gradúas sin tener muy claro que respuesta dar. Podemos definir qué es la Historia del Arte, pero no lo que es el objeto de su estudio, al menos desde una perspectiva clara y objetiva, ya que se conjugan muchos elementos. Cuando hablamos de arte, normalmente nos referimos a sus disciplinas, y desde ahí intentamos definirlo, también lo hacemos por el impacto que causa sobre nosotros una determinada obra o un estilo, con lo cuál aportaríamos un elemento subjetivo. Y es eso, lo subjetivo, su mayor característica. Los que me seguís sabéis que yo siempre aludo a que es un sentimiento, al menos es lo que a mí me provoca, pero también es un comportamiento, el de rebeldía. Los diferentes movimientos y estilos nacen rebelándose contra el anterior, contra las normas que establecía la clientela y posteriormente las Academias. Cuando La Société des Artistes Indépendants, abrió sus puertas en París en 1884, lo hizo para desmarcarse de las tendencias aceptadas en los Salones Oficiales y aplaudidas por la Academia de Bellas Artes. Y su estilo, la técnica de las obras que se presentaban en él, no solo impactó sino que marcó el rumbo del mercado del arte. Su lema, "Sin jurado ni premios", resumía sus objetivos. Pero no solo París vio nacer estos salones llenos de artistas rebeldes, también otros lugares, como Copenhague, tuvieron su propio Salón, en este caso llamado Den Frie Udstilling (The free exhibitions), creado pocos años después, en 1891. Sus ideales eran los mismos que los del Salón parisino, buscaban la independencia del arte, rompiendo con los ideales estéticos clasicistas que la Real Academia de Bellas Artes de Copenhague imponía, pero el gusto no solo lo imponía la Academia, también el jurado, por ello actuaban al margen de todos ellos. Entre sus fundadores se encontraba el danés Vilhelm Hammershoi (1864-1916). Contrariamente a lo que les pasaba a otros artistas, su obra no era rechazada en los Salones, lejos de eso, era galardonada en diferentes Exposiciones tanto Universales, como la de París en 1889 o Internacionales como la que se celebró en Roma en 1911. Y admirada por sus contemporáneos como el poeta Rilke. En ella confluye su personal estilo independiente y las características impuestas por lo que han denominado la Edad de Oro danesa. En la actualidad su obra está siendo revisada y puesta en valor en relación, no solo con el arte danés, sino con el de su época y sobre todo con la importancia que concede a la iluminación. Es poco lo que se sabe de él, ya que Vilhelm, apenas habló sobre sus fuentes de inspiración. Se le pone en relación con Johannes Vermeer, por los interiores domésticos, congelados en el tiempo y con Pieter de Hooch. Por los espacios y por la luz se le ha relacionado con James McNeil Whistler con el que trataba de ponerse en contacto. Podemos hablar de otras muchas supuestas influencias o evocaciones de otros artistas, pero hoy no me interesa ese punto, hoy quiero hablar solo de él, de lo que me trasmite su obra. Una obra que parece influir en la de Edward Hooper.


"Interior with the Artist´s Easel" (1910)
Staten Museums for Kuns (Copenhague)

Su obra se ha englobado dentro del Simbolismo que se desarrolló en Francia a finales del S.XIX. Un movimiento literario que tuvo su repercusión en el mundo de las artes plásticas. Y quizá, debido a ese hecho, los lienzos de Hammershoi emanan poesía, y como toda poesía, el elemento más importante es la subjetividad, la visión propia de los elementos, de la naturaleza o de un interior doméstico lleno de soledades y de ausencias. Y para ello se sirve de una paleta de tonalidades apagadas con las cuales crea una atmósfera íntima, pero poco acogedora, melancólica y evocadora de presencias que han estado y ya no están, pero que han quedado impregnadas en el silencio. Interiores muy enigmáticos que nos hacen pensar sobre su significado. El Simbolismo fue deudor de las teorías freudianas sobre lo onírico, quizá pueda tener cierta influencia, pero a mí ese punto, viendo sus interiores se me antoja difícil. Si que está más cerca de los pintores flamencos del S.XVII  en la captación de los interiores domésticos, como apuntaba antes, pero le falta el colorido vibrante con el que ellos dotaban a sus pinturas.  El pintor se sirvió de un escenario muy conocido, el de su propio apartamento ubicado en el número 30 de la Strandgade en Christianshavn, cerca de Copenhague. Al utilizar su vivienda, podemos pensar, que las obras rebosan sentimientos y cercanía, pero lo que vemos es todo lo contrario. Sus lienzos trasmiten frialdad, como si quisiera alejarse de todo aquello que podemos experimentar al observar algo tan íntimo como su hogar. Yo diría que es una frialdad objetiva calculada, meditada y simétrica formada por elementos geométricos y por un mobiliario perfectamente ordenado. Debido a ello, tenemos la sensación de un escenario creado y no de una vivienda habitada. Utilizar siempre el mismo recurso impone límites, ya que la obra podría ser reiterativa, pero él, y si os fijáis en la obra os daréis cuenta, va cambiando parte del mobiliario, de los personajes y también la iluminación. En sus lienzos vemos repetirse dos escenarios contrapuestos y complementarios, uno sigue el eje vertical de la vivienda y el otro el horizontal de una sola estancia. 



En los dos casos la importancia se centra en las puertas y en las ventanas, así como en la luz que entra a través de ellas. Las dota de vida y dan ritmo a una estancia apática, llena de soledades. En cambio a los personajes se la quita, les cosifica y aparecen como elementos secundarios de la escena. De nuevo el juego con dos elementos que se contraponen pero que se complementan. Si os fijáis en cualquiera de estas obras de apartamento ¿en qué os fijáis primero?¿Dónde se fija vuestra vista de inmediato? 

Cuando se sirve del eje longitudinal que va atravesando estancias, las puertas, en algunos lienzos, aparecen abiertas mostrando así la amplitud de la vivienda, pero casi siempre las dejará entreabiertas, creando un camino en zig zag. Nuestra vista no logra alcanzar ver que hay al fondo, creando en nosotros una sensación de inquietud. No siempre nos deja inmiscuirnos en su casa como si fuésemos mirones, ya que en ocasiones nos cierra la puerta del fondo cortando así de repente la perspectiva. Privándonos de una visión completa. De nuevo, esa sensación de curiosidad, nos invade. 

"Open doors"

Para el otro escenario utiliza la horizontalidad de una amplia sala. El cierre de esta sala está formada por dos elementos, otra vez la dualidad, un amplio ventanal que a veces aparece adornado con unas ligeras cortinas, y una puerta más pequeña y retranqueada respecto a la ventana. Y aquí al modo impresionista, nos muestra como va variando la estancia en los diferentes momentos del día. Cuando la luz atraviesa el ventanal o cuando es la noche la que invade el espacio. Pero no solo la atmósfera es cambiante, también lo es el "atrezzo". Para el día una mesa ocupada por una mujer sentada en una silla que parece estar ocupada en algo que tiene entre las manos. Esta puede darnos la espalda o estar sentada de perfil con la cabeza girada hacia el ventanal. Para la noche, la misma mesa pero en esta ocasión utiliza unos candelabros como foco de una luz tenue. La nocturna estancia puede estar habitada por un hombre que ahora sí, está frente a nosotros, pero también ocupado en algo que no adivinamos a ver. Como en el caso de las puertas, la mesa adquiere protagonismo como objeto que trasmite la soledad. El otro elemento a destacar es la luz, que va iluminando las estancias. Una luz que no viene directamente de ventanas, como en el caso de Vermeer, sino que el blanco de las puertas es el que aporta la luminosidad. En la obra "Sunbeams" se aprecia un perfecto estudio de la luz que entra por la ventana y se refleja en el suelo y en las paredes. Una luz tan potente que es la única protagonista de la estancia.

"Woman in an interior" (1909)











"Interior with a candles" (1904)
































Los personajes de cualquiera de los escenarios, parecen no estar ociosos, por la disposición del cuerpo y de la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo, parece que sostienen algo entre sus manos, algo que miran. En ocasiones parecen abstraídos en sus propios pensamientos, como si estuvieran esperando que sucediese algo. La mujer que aparece, es su esposa Ida, con la que vivió en este apartamento durante una década desde 1899. Y el hombre que aparece en una variante de "Interior with a candles" es su hermano Svend, que interpreta a un coleccionista de monedas. En el lienzo titulado "The coin collector" el joven está examinando unas monedas con la única luz de las dos velas. El conjunto de personajes y objetos componen particulares escenas de género donde la cotidianeidad de la vida se muestra a través de un juego de té o de una mesa con un mantel y dos platos. Curiosamente los manteles aparecen repetitivamente. 


"The coin collector" (1904)
The Nasjonalmuseet, Oslo.

No solo nos deja un documento del interior de su vivienda, también el patio de luces centrándose de nuevo en las ventanas y en la luz filtrada. Un patio interior que vuelve a crearnos las mismas sensaciones inquietantes, de abandono pero a la vez de presencias atestiguada por la ventana abierta, como si alguien se hubiese asomado. Una ventana que está mucho más iluminada que el resto captando así nuestra atención que vuelve a sobresaltarse. 

"Interior of courtyard, Stradgade 30" (1899)
Toledo Museum of Art
(Ohio, Estados Unidos)
Junto con estas obras tan características en su producción encontramos retratos y exteriores urbanos, en ellos los edificios vuelven a caracterizarse por los volúmenes geométricos, limpios, asépticos que en esta ocasión no nos aportan ninguna información relevante, quizá nos muestra la destreza de Vilhelm como dibujante. Y exteriores donde se muestra mucho más suelto abandonando esas líneas tan rígidas y académicas. Exteriores mucho más oníricos y fantasmagóricos que ahondan en la idea de la soledad inquietante. 

"The Buildings of the Asiatic Company" (1902)
Staten Museums for Kuns (Copenhague)


"Three Trunks"

A pesar de estar englobado en el Simbolismo, practica un arte muy especial, ya que los simbolistas buscaban un rico colorido, de atmósferas con tonalidades saturadas, líneas ondulantes, gráciles, livianas, de perspectivas distorsionadas, y mediante ello crear obras que buscaban la fantasía de lo irreal. Aquí vemos líneas muy rígidas que imponen seriedad, perspectivas perfectas o al menos casi perfectas, que construye con las verticales y una total ausencia de la inspiración en lo onírico o lo fantástico. Para los Simbolistas como Puvis de Chavannes, Odilon Redon o Gustave Moreau el color era lo primordial, al que dotaban de simbología, al igual que los personajes que ahora sí, protagonizan las escenas.

Me parece un pintor muy interesante, muy personal, con elementos deudores de otros artistas pero quizá más por comparación que por realidad. Su obra aunque en ocasiones nos pueda parecer que se repite, pero merece una lectura y pararse en los detalles. Si tuviese que destacar alguna característica sería la importancia que da a la luz para crear con ella espacios impenetrables, y quizá ahí es donde se encuentre el simbolismo de toda su obra y el punto de unión con el movimiento al que le adscriben. Sus obras parecen estudios no solo de la luz, también del espacio pero no en cuanto parte de la vivienda sino como atmósfera creada. Vilhelm Hammershoi llegó a decir sobre las habitaciones vacías a las que habitualmente recurría, que en ellas la belleza se hacia más palpable precisamente cuando nadie las ocupaba.



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"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)