jueves, 6 de septiembre de 2018

Los atormentados del arte.



"El desesperado" (1845)
Gustave Courbet.

¿Os imagináis, de que podemos hablar hoy, con este título? Teniendo en cuenta, que a la mayoría de los artistas, se les presupone un alma torturada, podría ser perfectamente acerca de alguno de ellos. Como, por ejemplo, de Caravaggio, que murió solo y abandonado, preso de su propio tormento y de una enfermedad que le llevó al delirio, cuando el barco que debía llevarle a su amada Roma, para por fin, poder reconciliarse con ella y con el Papa, le dejó a su suerte en la playa de Porto Ercole. O del surrealista Óscar Domínguez, creador de la decalcomanía, que murió la noche de Nochevieja, desnucado contra la bañera, después de una tentativa de suicidio, algo que no era ajeno a la vida de este genial pintor canario, incluso había llegado a soñar con ello, quizá por eso, en uno de sus autorretratos, nos muestra una de sus muñecas seccionada por una cuchilla, mientras que con la otra mano, incita, con un gesto obsceno, a la muerte. Domínguez sufría de acromegalia, una deformación del cuerpo y del rostro que le llevo a odiar su imagen reflejada en espejo. La enfermedad, junto a la manía persecutoria que sentía, potenciada por el consumo de drogas y alcohol, así como un desprecio por la vida, le llevó a un triste final en la noche más alegre del año. O incluso de Gustave Courbet, cuya autorretrato, presentado bajo el título de "El desesperado", nos puede dar pistas del momento por el que el pintor francés atravesaba. Como veis, la Historia del Arte, nos ha legado a muchos artistas de alma "torturada", que la dejaban salir a través de una técnica enfurecida, como la de Jackson Pollock, o de los colores oscuros y temática de brujería como es el caso de las últimas obras de Goya. El color negro, también estuvo presente en los retratos cargados de emociones que Francis Bacon realizó, en los cuales, el uso de esta tonalidad, mostraba la angustia de la realidad. En cierta ocasión, el pintor británico, llegó a afirmar que los sentimientos de melancolía e insatisfacción, son más fructíferos para un artista, ya que llevan a una mayor sensibilidad.

Estudio del Papa Inocencio X de Velázquez (1953)
Des Moines Art Center, Iowa (EEUU)
Francis Bacon. 

Esta dosis de melancolía, locura y descontento con el mundo, hizo que les tildaran con el calificativo de "artistas malditos". Todos ellos, huían de su propia realidad, origen de sus tormentos. Se revelaban contra la sociedad que les imponía unas normas morales, éticas y artísticas que contrarrestaban con una gran dosis de rebeldía. Así, si el Barroco buscaba la representación naturalista de los Santos y de las Vírgenes pero sin perder su halo de dignidad, Caravaggio decidió obviarlo y retar a la Iglesia y a la sociedad en general, buscó el naturalismo más descarnado utilizando a personajes de la calle, a prostitutas y a mendigos para encarnar esos papeles. El tenebrismo de sus obras, nos hablan de su lucha, de sus luces que son potenciadas por sus sombras. Y así, cuando nos presenta su particular "Cabeza de Medusa", ese grito que proviene del fondo de su garganta y que parece frenarse en la boca, ahogándole por salir, no sería propiciado por el dolor que la Gorgona Medusa sintió cuando Perseo la cortó la cabeza, sino el del propio pintor preso de sus angustias. Ya que algunos han querido ver en este rostro, al de nuestro pintor.

"Cabeza de Medusa" (1597)
Galería Uffizi , Florencia.
Caravaggio (1571-1610)
Pero su supuesta locura, no fue únicamente producto de su descontento. Según los diferentes estudios, esta perturbación de su mente, también era debido a la utilización de pigmentos con plomo. A finales del S.XIX fue muy común el uso de un pigmento llamado blanco de plomo o blanco de España, que además de su secado rápido, proporcionaba un blanco cálido muy apreciado por los pintores. Fue el primer color enteramente sintético que llevó a la locura y a la muerte a diferentes pintores, entre los que podría encontrarse Goya, cuya sordera pudo derivar del uso reiterado de este pigmento, también pudo ser la causa de la muerte de Mariano Fortuny y la de Cándido Portinari, un pintor brasileño de la primera mitad del S.XX. Los síntomas de lo que se conoce como saturnismo son: dolores de cabeza, naúseas, sordera, mareos y alucinaciones.

El tema que he elegido en esta ocasión, no tiene tanto que ver con la biografía de estos y muchos otros artistas, más bien con sus obras o con las obras de otros, que no sufriendo de estos tormentos, también supieron captar la angustia en rostros que llaman nuestra atención.

Irremediablemente uno de las primeras obras que se asoman a nuestra mente no es otra que el famoso "Grito" de Eduard Munch (1863-1944). A la hora de elegirla, me planteaba ciertas dudas, debido a que es tan famosa que seguramente todos conozcamos su historia. Pero también, pensé, que ese mismo hecho es que el que en muchas ocasiones lleva, a que desconozcamos que subyace bajo una imagen tantas veces reproducida. En este caso es bastante expresiva en relación a su significado.

"El grito" (1893).
Galería Nacional de Oslo, Noruega.
Eduard Munch. 

Este lienzo, realizado en 1893, intenta trasmitirnos la ansiedad, la angustia, la desesperación que vivía y sufría el artista noruego, debido a una vida llena de tragedias, su madre muere al igual que una de sus hermanas, cuando Munch era aún un joven, criándose junto a un padre imbuido por la religión. Sus crisis de bipolaridad y depresiones, empiezan a ser continuas y decide combatirlas con gustos insanos por el alcohol y las armas de fuego. Una tarde, Munch cuenta, que iba paseando por el campo y de repente el cielo empezó a adquirir los tonos cálidos propios de una puesta de sol, mezclados con las tonalidades azules propias de los Fiordos. Eduard, que iba acompañado de unos amigos, detuvo su andar se apoyó en una barandilla y en ese momento de cansancio también sintió la angustia que salía de su cuerpo en forma de grito que atravesaba la naturaleza. Así nace esta obra. Para dar el aspecto final del personaje que la protagoniza, se inspiró en una momia peruana que observó en París. Los rasgos poco definidos, le sirvieron para no personalizar en un hombre o en una mujer, y así, convirtió, esta obra característica del Expresionismo alemán, en un icono universal que habla sobre las crisis existencialistas, que en todas las épocas, acechan al ser humano. Munch decidió que su estado de ánimo quedase reflejado en los títulos de otras de sus obras como, "Desesperación", "Melancolía" o "Ansiedad". Si os acercáis al Museo Nacional de Oslo, podréis ver junto a "El grito", otras dos obras, "Ansiedad" y "Desesperación". Estados de alma que normalmente son indisociables.


"Ansiedad" (1894)
Museo Nacional de Oslo, Noruega
Eduard Munch.
Si Munch, a través de un magistral grito, nos mostraba un estado del alma, Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) lo utilizará para trasmitirnos emociones como el enfado o la ira. Y así, en "Anima dannata" (1619) nos encontramos con un rostro terrorífico, que nos recuerda a la Medusa de Caravaggio, la boca abierta como señal de enfado, el pelo ensortijado y revuelto que evoca las serpientes que cubrían la cabeza de la Gorgona, y los ojos desorbitados. Bernini, al contrario que el resto, fue un artista cuya vida fue un completo éxito, admirado por todos, y sobre todo por el Papa, que era en el que todos los artistas buscaban el agrado, no sufrió ni el rechazo ni los altibajos que sufrieron otros artistas del Barroco. A pesar de ello, y contraviniendo lo dicho por Bacon, no hace falta sufrir de un estado melancólico para trasmitir una mayor sensibilidad o sentimientos más apasionados. Bernini, desde la calma que da el éxito, lo cual no implica siempre tener un alma tranquila, es capaz de mostrar y de trasmitirnos la tormenta de un ánima. Si nos parasemos frente a ella, probablemente sentiríamos el aliento que sale de su boca como un torbellino. Durante mucho tiempo se ha pensado, que representaba el martirio de un alma condenada al infierno, haciendo pareja con otro busto, en este caso delicado y grácil que haría referencia a los placeres del paraíso, y que estaría representado por una mujer. La disputa de siempre, los buenos y los malos. Los primeros aparecen representados como almas cándidas, y los segundos en arrebatadas pasiones. Estamos en plena Contrarreforma, y la Iglesia, como siempre, tiene que vender el camino recto que nos llevará a las bondades del paraíso. Y vosotros, sabiendo lo que sabemos ¿qué preferís? Siguiendo con el significado de esta obra, en la actualidad se cree que realmente el rostro no es el de un ánima pecadora condenada al infierno, sino más bien, el de un sátiro que persigue a una ninfa. Pasamos de un tema religioso a uno mitológico. Un tema, ampliamente tratado en la Italia del Barroco, pero que aquí en España, apenas se tocará, sino es por Velázquez y Ribera, debido a que la Iglesia, de nuevo la Iglesia, imponía el decoro y eso llevaba a olvidarse del desnudo. Sea sátiro o ánima me recuerdan los tronies característicos del Barroco de los Países Bajos.

"Anima dannata" (1619)
Gian Lorenzo Bernini.
Y para finalizar, abordamos el tormento en el arte, de la mano de Matt R. Martin, un pintor australiano contemporáneo. En los casos anteriores, la tortura o el calvario, le veíamos reflejado en los rostros. Martin nos muestra, como también, pueden aparecer en los cuerpos abandonados y laxos, que se retuercen, en las luces y en las sombras, en los elementos que acompañan una composición,  en atmósferas desvaídas, en las manos que compungidas y tensas cubren los rostros o se entrelazan, la una a la otra, buscando una respuesta a la mortificación. Su obra esta llena de líneas curvas formadas por los cuerpos que se agachan, se doblan para ocultarnos todos ellos su rostro, que se conjugan con las líneas rectas proporcionadas por elementos estructurales de las habitaciones abandonadas y desolados en los que estos personajes habitan. La habitación representaría el alma, el pintor podría estar mostrando así, el interior donde se encuentran atrapados. Composiciones muy sencillas, con metáforas ya vistas en otros artistas. Sus composiciones me recuerdan las de Francesca Woodman, otra artista que sucumbió a sus dolencias anímicas, pero que por repetidas no dejan de ser muy efectivas y efectistas, aunque nos lleven a la reiteración de modelos. Cuando se sirve de exteriores, serán las tonalidades frías y oscuras las que le sirvan para crear la metáfora. El color se convierte en elemento fundamental, ya que la utilización de  tonalidades ocres, las más apagadas y tristes del espectro, profundizan en el sentimiento a tratar. Quizá lo más llamativo de su obra, es que son tan realistas, que parecen fotografías.


"Preservation"
Matt R. Martin.

Y a vosotros ¿Qué os sugieren los atormentados en el arte? ¿Tenéis alguna obra, con estas características, que se encuentren entre vuestras preferidas?





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"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas" (Marcel Duchamp)